miércoles, 5 de junio de 2013

Guía para Ministrar a los Enfermos en un Hospital

Guía para Ministrar a los Enfermos en un Hospital
Por Ricardo Botto
La predicación en los hospitales es un medio no solo para lograr que el enfermo sea sanado sino una gran oportunidad para ganarlo para Cristo junto con su familia.

En Romanos 12:8 nos habla de este ministerio: “El que hace obras de misericordia, hágalas con apacibilidad y alegría.” (Torres Amat). 

En esta enseñanza veremos como ministrar a un enfermo en un hospital


1. Debes conocer lo que la Biblia enseña de la Sanidad Divina


Uno no puede dar o que no tiene, solo podemos dar las cosas que tenemos y conocemos; esto es verdad en cuanto a la sanidad divina, solo puedes ministrar a un enfermo si tienes el conocimiento que lo hará libre.


En Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24 nos encontramos con una verdad indiscutible; en la cruz Jesús tomó y se llevó nuestras enfermedades y por sus llagas fuimos curado.

No es algo que Dios hará en el futuro sino algo que ya hizo; Jesús ya nos sanó, por eso no es que la persona será sanada sino que recibirá lo que Jesús ya hizo por ella.

Cuando vamos al hospital tenemos que ir con esa confianza plena, la sanidad es un hecho consumado, ya ha sido pagada y la persona solo debe disfrutarla.


2. Debes mostrarle amor al enfermo


Una de las cosas más importantes cuando visitas a un enfermo es la primera imagen que tiene de ti; la manera como tu entras; y la mejor manera de entrar es con amor y alegría; como vimos en Romanos 12:8: “el que muestra misericordia, con alegría” (NBLH).


La persona enferma está en un ambiente de tristeza y dolor; su familia está preocupada y eso lo transmite al enfermo; entonces, no llegamos al enfermo con una actitud que todo lo sabemos, llegamos en una actitud humilde y alegre, transmitiéndole amor a la persona.


En Proverbios 15:1 dice: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.” Tú no vas con una palabra dura al enfermo, sino le hablas dulcemente en amor, que la persona sepa que la amas por el tu actitud y el tono de tu voz.


Si el enfermo se da cuenta que lo amas te escuchará.



3. Compártele acerca de la Sanidad Divina


En Romanos 10:17 dice que la fe viene a nuestras vidas por medio de la Palabra de Dios.


Una gran verdad es que Dios ya proveyó todas las cosas para nosotros, pero las recibimos por medio de la fe; la fe simplemente recibe lo que Dios ya nos dio; pero si no sabemos lo que Dios ya nos dio no podemos llegar a recibirlo.


En Oseas dice: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”; el enfermo es destruido porque le falta el conocimiento de que Jesús ya lo sanó, y es por eso que debemos informarles lo que Dios ya hizo por ellos.


Hay dos cosas que debemos compartirles, testimonios de sanidades y la Palabra de Dios; los testimonios producen esperanza en el enfermo, ya que si Dios sanó a alguien también lo hará por ellos; y los versos de sanidad le dan la fe para recibir su sanidad.


De una manera corta y amable compartámosle nuestro testimonio y lo que Dios hizo por ellos. 



4. Minístrale la Sanidad Divina


En este punto la fe ya se ha levantado en el enfermo y está listo para recibir su milagro.


Pregúntale: “¿Quieres recibir la sanidad que Dios proveyó para ti?”


Si él te dice que si, primero dile que ore contigo: “Padre Dios, te doy las gracias por enviar a Jesús para sanar mi enfermedad, creo que recibo mi sanidad ahora en el nombre de Jesús.”


Cuéntale lo que dice Marcos 16:17: “Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.” Dile que le pondrás las manos sobre la cabeza y orarás por él; en ese momento le pones las manos y ordenas: “Enfermedad te ordeno en el nombre de Jesús que salgas de este hombre; se sano en el nombre de Jesús.”


En Santiago 2:14 dice que la fe sin acciones es muerta; así que motívalo para que haga lo que no podía hacer y que se revise para ver si la enfermedad ya se fue.


En este momento ya debe verse una diferencia en su cuerpo.



5. Has que reciba a Jesús


La persona ya ha visto que su cuerpo está sano; se acaba de dar cuenta que Dios es real; compártele muy brevemente el evangelio y pregúntale si quiere recibir a Jesús; te va a decir que si; dile a las otras personas si también quieren recibirlo.


En ese momento haces la oración del pecador con ellos.



6. No te olvides de invitarlos a la iglesia y tomar sus datos


Al final aconséjalos muy brevemente (no más de 5 minutos), e invítalos a la iglesia.


No te olvides de tomar sus datos para un seguimiento posterior.


viernes, 31 de mayo de 2013

Sabiendo que la Sanidad te Pertenece

Sabiendo que la Sanidad te Pertenece

El mejor método de recibir sanidad es conocer que la sanidad te pertenece. Colocar en tu corazón Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24; donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.

No estoy hablando de conocer estos versos de una manera mental. Eso te serviría tanto como decir “dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis.”

En Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.”

La fe viene cuando nosotros estamos colocando la Palabra de Dios en nuestro interior, una y otra vez hasta ser revelada en nuestro espíritu.

Continuar colocándola hasta que forme parte de nosotros.

En 1987 estaba jugando fútbol con varios hermanos de la iglesia; yo jugaba de defensa, y en un momento que un delantero venia rápidamente, yo coloque mi pierna para quitarle el balón. Como la venia muy rápido, al golpear nuestras piernas me fracture la rodilla.

Estuve estudiando y proclamando la Palabra, respecto a mi sanidad, durante tres días, pero nada sucedió sino empeore. Así que fui al doctor.

La rodilla había duplicado su tamaño, así que el doctor me puso un yeso en la pierna. Me dijo que debía usarlo por dos semanas, y luego usar una venda elástica por tiempo indefinido; me advirtió, además, que no le echase agua al yeso.

Estuve tres días en mi casa depositando la Palabra de Dios en mi interior, hasta que la fe se formó en mi; en ese momento tuve la fe para sanidad, supe que la sanidad estaba a mi disposición.

Esa noche fui a un servicio; y mientras escuchaba la enseñanza, el Espíritu Santo me dijo: “Si dices que estas sano, ¿qué haces con un yeso?”

Así que la mañana siguiente, me metí en la ducha y luche con el yeso durante una hora para poder sacármelo. Cuando logró salir, me di cuenta que mi rodilla estaba completamente sana; todavía continúa así hasta hoy.

En Josué 1:8 dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y hagas conforme a lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”

Eso fue lo que me pasó, continué meditando la Palabra de día y de noche respecto a mi sanidad, hasta que finalmente llegó la fe para ser sanado, y recibí mi sanidad.


Eso es lo que debes hacer, medita  una y otra vez los versículos que te ofrecen sanidad hasta que la fe se produzca en tu corazón, y puedas recibir lo que Dios ya te dio.

Cuando tengas plena certeza de que Jesús ya te sanó declara en voz alta la Palabra de Sanidad: "Soy sano ahora porque Jesús tomó mis enfermedades y llevó mis dolencias. Lo tengo ahora porque soy sano por las llagas de Jesús." 

domingo, 26 de mayo de 2013

Recibiendo Sanidad Divina por Medio de la Oración de Acuerdo

Recibir Sanidad 
Haciendo la Oración de Acuerdo 

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que esta en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
- Mateo 18:19-20

La Versión Amplificada de la Biblia lo traduce así: “Otra vez les digo, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo (armonizan, hacen juntos una sinfonía) en la tierra acerca de alguna (cualquiera y toda) cosa que pidan, ocurrirá y será hecha por mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres se reúnen (unidos como mis seguidores) en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos.”

Por lo general mucha gente usa el versículo 20 fuera de contexto y dicen que 2 o 3 es el número mínimo para una iglesia. Pero la verdad es que está mostrando otra cosa ya que está ligado con el versículo anterior.

Lo que el versículo 20 quiere decir es: “Cuando dos personas están de acuerdo en oración, ahí está Jesús para respaldar lo que pidan.” Esta oración es exitosa porque Jesús es el que la respalda.

Para entender mejor este tipo de oración desmenucemos este pasaje.

Lo primero que se necesita es dos personas de acuerdo.

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra.

La palabra griega para pusieren de acuerdo es sumphoneo; que significa según W. E. Vine: “estar en acuerdo, principalmente en instrumentos musicales, se usa en el Nuevo Testamento para el acuerdo de personas respecto a una materia”.

De esta palabra es que viene sinfonía. Por eso la versión amplificada dice: “armonizan, hacen juntos una sinfonía.”

En nuestra iglesia local “La Palabra de Fe” (hoy La Comunidad Carismática de Lima) en Lima, Perú; participe del ministerio de música tocando la guitarra acústica.

En el grupo había varios instrumentos; guitarra acústica y eléctrica, bajo, sintetizadores, batería, bongo y trompeta, además de los cantantes.

Todos los viernes nos reuníamos para practicar las canciones que íbamos a cantar el domingo y aprender nuevas canciones para servicios futuros. A veces pasábamos más de una hora por canción, y a veces durante varias semanas, para poder tocar en armonía; pues, si no tocábamos juntos iba a salir mal la música del servicio.

Para el domingo estábamos listos para hacer una sinfonía, para que todo instrumento y voz se acoplen, y podíamos ser de bendición para la gente.

Si alguien no estaba preparado, y tocaba en otra nota o fuera de ritmo, iba ha causar confusión en el grupo, por eso el que no iba al ensayo, no tocaba o cantaba.

Para que hubiera sinfonía, todo el grupo debía estar acoplado y unido.

Lo mismo sucede con la oración.

Estando en el ministerio muchísimos años, en muchas ocasiones personas se me acercan para pedirme que oré de acuerdo con ellos. Por lo general, antes de orar les pregunto si creen que van a recibir lo que pidamos. Si ellos me dicen que si, hago la oración con ellos y veo que reciben lo que han creído. Pero, si me dicen: “Pastor, eso espero,” yo les digo que no voy a ora con ellos, porque no habría un acuerdo, ya que mientras ellos está esperando,  yo estoy creyendo. Si por casualidad hacíamos la oración, nunca recibían de Dios.

Lo segundo que debemos ver es que nuestra oración debe tener una meta: ellos deben querer alguna cosa.

Acerca de cualquier cosa que pidieren.

Debemos entender que para Dios no hay límites.

En Marcos 10:27, Jesús les dijo a sus discípulos: “Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios.” En Mateo 1:37 el ángel Gabriel le dijo a María: “Porque nada hay imposible para Dios.”

Dios no tiene límites, somos nosotros los que limitamos a Dios. Para Dios no hay imposibles, todo lo que le pedimos, nos lo dará.

Tú también debes hacer algo para recibir de Dios.

En Marcos 9:23 Jesús le dijo al padre del endemoniado: “Jesús le dijo: Si puedes, al que cree todo le es posible.”

No importa que enfermedad tengas, para Dios no hay imposibles, puede que tengas cáncer, sida, diabetes, o lo que sea, para Dios no hay imposibles.

No le coloques un límite a Dios, el solo quiere que le pidas.

No seas de aquellos que dicen: “La sanidad no es para mí, yo soy uno de aquellos que Dios no va a sanar.”

Recuerda que no hay imposibles para Dios; al decir eso, le estás diciendo a Dios que no puede sanarte. El diablo es “el enfermador,” al decir que Dios no puede quitarte una enfermedad que el diablo te puso, estas diciendo que el diablo es mayor que Dios. ¿Estas dispuesto a creer eso?

No le pongas un límite a Dios, él tiene el poder para darte todo lo que le pidas, él sanará tu enfermedad.

Lo tercero es que Dios responderá tu oración.

Como dice al final del verso: “Les será hecho por mi Padre que esta en los cielos.” Esto significa que Dios te lo dará.

En 1 Juan 5:14-15 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

Dios siempre responde tu oración y te da lo que le pides cuando oras de acuerdo a su voluntad; y la sanidad divina es parte de su voluntad. Por eso, Dios te dará todo lo que le pidas cuando estés de acuerdo con otra persona.
           
Lo cuarto que debes hacer es orar en el nombre de Jesús.

Como dice el verso 20: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

De ahí vemos que la oración de acuerdo debe ser hecha en el nombre de Jesús.

¿Y que pasa cuando oramos en el nombre de Jesús? En Juan 16:23-24 dice que recibiremos todo lo que le pidamos.


Por eso, puedes hacer la oración de acuerdo con otra persona para recibir tu sanidad.

lunes, 20 de mayo de 2013

¿Extremaunción o Unción Extrema?


Ungiendo con Aceite 
en el Nombre de Jesús


En Santiago 5:14-15 dice: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubieren cometido pecados, le serán perdonados.”

En la Iglesia Católica han reemplazado esta oración por sanidad, por una oración para preparar al enfermo para la muerte. Sin embargo este pasaje dice: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará.” Es decir, el enfermo no morirá, el enfermo se salvará y se levantará de la cama totalmente sano.

Nosotros no practicamos la extremaunción, no estamos preparando al enfermo para su muerte, practicamos la "unción extrema", vamos donde el enfermo cuando nos llama, lo ungimos con aceite en el nombre del Señor, hacemos la oración de fe y el enfermo es sanado.


Este es el método de sanidad divina en el que se requiere menos fe del enfermo. Porque se requiere que otra persona ore por él y que se utilice un elemento que es el aceite. 

Esto no significa que no se requiera fe, pues, en Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

Además cuando el elemento del aceite se pone sobre el enfermo, el enfermo debe creer que en ese momento recibe su sanidad.

De ahí vemos que la fe es necesaria para poder recibir la sanidad. La pregunta es ¿cómo obtenemos la fe para recibir nuestra sanidad?

En Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.” Nuestra fe para recibir sanidad viene de estar oyendo la Palabra de Dios.

Es interesante notar, que en este verso se usa la palabra griega rhema para palabra. Rhema significa una materia o tema específico; es decir, una materia o específico acerca de la Palabra de Dios. Entonces, la fe viene por el oír, y el oír, por los temas específicos de la Palabra de Dios.

Es por eso que la fe para recibir sanidad viene por estar oyendo una y otra vez lo que Dios dice acerca de la sanidad divina en Su Palabra.

Si quieres tener fe recibir tu sanidad tendrás que estar oyendo una y otra vez Isaías 53:4-5; Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24, donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades, llevó nuestras dolencias, sufrió nuestros dolores y que por Sus llagas fuimos curados.

Al ir a la Palabra de Dios sabrás la voluntad de Dios respecto a su voluntad; y como dice en 1 Juan 5:14-15: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa  conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

En Marcos 1:40-42 vemos una historia que nos muestra la voluntad de Dios respecto a la sanidad divina: “Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó y le dijo: Quiero, se limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y quedó limpio.”

El leproso sabía que Jesús tenía el poder para sanarlo, pero no sabía si era la voluntad de Dios sanarlo.

En este pasaje Jesús muestra su voluntad hacia las enfermedades, Él tiene misericordia del enfermo y lo sana. Cuando Jesús le dijo al leproso: “Quiero, se limpio,” le estaba diciendo al mundo que él quería sanar a todos los hombres. Su voluntad es sanarnos.

En 3 Juan 2 volvemos a ver la voluntad de Dios respecto a la enfermedad: “Amado, yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”

Una vez más nos encontramos con la voluntad de Dios, él desea que tengamos salud. El no desea que estemos enfermos.

Entonces al hacer la oración de fe por sanidad, estamos orando la voluntad de Dios, pues Dios quiere que estemos sanos.

Volviendo a la unción con aceite, podemos ver que en este tipo de oración, el enfermo llama a los ancianos de la iglesia para que lo unjan con aceite en el nombre de Jesús y hagan la oración de fe por él.

Los discípulos de Jesús usaron este método en Marcos 6:13, cuando Jesús envió a los doce de dos en dos: “Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.”

En este tipo de oración, el aceite es un símbolo de la unción del Espíritu Santo, y es un punto de contacto en el cual el enfermo desata su fe para ser sanado. Pero notemos que no es el aceite sino la oración de fe que hacen los ancianos de la iglesia lo que sana al enfermo.

Una señora llamó a su iglesia pidiendo que vaya el pastor a su casa porque su esposo se estaba muriendo; le respondieron las hermanas ancianas que se reunían para orar en la iglesia y le dijeron que no estaba en ese momento. Preguntó por la pastora y le dijeron que tampoco estaba.

Una de ellas dijo: "Nosotros somos las más ancianas de la iglesia, y la Biblia dice que los ancianos unjan al enfermo con aceite, así que dile que vamos nosotras."

Así que tomaron un taxi y se fueron a ver al enfermo.

Cuando llegaron a la casa le preguntaron a la hermana que llamó si tenía aceite, y les dijo que solo tenía una botella con aceite de cocina; le dijeron que los de y fueron a ver al enfermo.

El pobre hombre estaba inconsciente en la cama, el color de su piel mostraba su enfermedad. Las hermanas al verlo le echaron encima toda la botella de aceite e hicieron la oración de fe: "En el nombre de Jesús se sano." Y el hombre fue completamente sanado. Salió de la inconsciencia y el color le volvió as la piel.

Las ancianas de la iglesia habían hecho la oración de fe.

Hay algo mas que dice este pasaje: “Y si hubieren cometido pecados, le serán perdonados.”

Muchos enfermos piensan que Dios no los va ha sanar porque han hecho muchas cosas malas. Se sienten indignos de recibir el perdón de Dios. Sin embargo, aquí dice que sus pecados le serán perdonados. 



Estaba acompañando a una amiga al hospital de Neoplásicas en Lima, donde hacen tratamiento especializado para el cáncer, y ella escuchó que una mujer le predicaba a una otra diciéndole que estaba enferma porque estaba en pecado.

Que tal ignorancia, trayendo más condenación y culpabilidad a la pobre enferma cuando aquí dice que si hubiere cometido pecados sus pecados le serán perdonados.

La sanidad y el perdón van de la mano.

Así que, si no tienes fe para recibir sanidad por ti mismo, anda y llama a los ancianos de la iglesia para que te unjan con aceite y hagan por ti la oración de fe. 


sábado, 11 de mayo de 2013

Recibiendo Sanidad a través de los Dones del Espíritu Santo


Recibiendo Sanidad a través de los Dones del Espíritu Santo

En 1 Corintios 12:9 dice: “. . . y a otro, dones de sanidades por el mismo espíritu.”

Este es un método distinto a los que hemos estudiado; en este método no depende de la fe de la persona sino de Dios.

¿Qué son los dones de sanidades?

Son manifestaciones sobrenaturales del poder sanador de Dios que fluyen de un individuo a otro.

Todas las cosas que recibimos de Dios son dones. Por eso, en cierto sentido toda sanidad es un don; pero no toda sanidad es una manifestación del Espíritu. Las manifestaciones del Espíritu son iniciadas por el Espíritu Santo.

Debemos notar que este pasaje nos habla de dones de sanidades, es decir nos habla en plural. Esto quiere decir que hay un tipo de don para cada enfermedad.

Por ejemplo hay ministros que tienen una unción especial para casos de vista, y en sus campañas casi todos los ciegos o gente con problemas de visión son sanados; otros con problemas de huesos, o de tumores, o cualquiera sea la enfermedad.

En mi caso, yo veo cada vez que ministro personas con piernas más cortas que la otra casi el 100% son sanados. 

La clave es llegar a entender la unción que hay sobre nuestras vidas y cedernos a ella. 

Una característica de los dones del Espíritu es que muchas veces vienen acompañados de otros, como la Palabra de Conocimiento (una porción del conocimiento de Dios respecto a eventos pasados o presentes) o el Discernimiento de Espíritus (una visión en el mundo espiritual respecto a los espíritus que sean de Dios, sean humanos, ó del diablo).

En mi ministerio, he visto este don, a través de la Palabra de Conocimiento, muchas veces sabia que parte del cuerpo de la gente estaba mal.

Recuerdo un servicio, cuando era pastor asistente de la iglesia “La Palabra de Fe” de Callao, ciudad portuaria en el Perú.

Estaba empezando una serie de enseñanzas basadas en la sanidad divina; después de la adoración, empecé a sentir las zonas del cuerpo en que la gente estaba enferma, mucha gente fue sanada de diversas enfermedades. Al final de la predica, cuando se hizo el llamado para sanidad, no había ningún enfermo, todos habían sido sanados.

En Hechos 8:5-8 vemos los dones de sanidades en acción en el ministerio de Felipe, el evangelista: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.”

Notemos que aquí dice que las sanidades eran de cojos y paralíticos. Evidentemente Felipe tenía dones de sanidades para las enfermedades específicas de parálisis y cojera.

Los dones de sanidades, son manifestaciones específicas de sanidad, para gente específica, con necesidades especificas, en momentos específicos.

La gran evangelista Kathryn Kuhlman, tenía muchos de estos dones en sus reuniones. Dios le daba palabra específica, acerca de enfermedades que tenia la gente.

Los dones de sanidades, son sanidades que Dios inicia; y ocurren cuando el Espíritu Santo desea

lunes, 6 de mayo de 2013

Como Ministrar Sanidad Mediante la Imposición de Manos


La Sanidad y la Imposición de Manos

       Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; tomaran en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
- Marcos 16:17-18

Este es el método más común de recibir sanidad divina; y, fue unos de los métodos que Jesús usó más a menudo en su ministerio. Además, es el método que se usa comúnmente en los servicios de la iglesia.

En Lucas 4:40 podemos ver como es que Jesús usaba este método en su ministerio: “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían sobre él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.”

Una cosa que podemos notar en el pasaje de Marcos es que todos los que creyentes pueden imponer las manos sobre otros.

En 1988 pertenecí al grupo de evangelismo de la iglesia “La Palabra de Fe,” en Lima; todos los martes, jueves y sábados íbamos al Hospital Rebagliati, el más grande de la ciudad, para orar por los enfermos y predicarles el evangelio.

Para mi fue de una gran bendición ver la cantidad de enfermos que fueron sanados y recibieron a Jesús en esos días . 

Un caso que recuerdo fue el de una señora, que tenia cerca de 80 años, y estaba en estado de coma; su sobrino que trabajaba en el hospital nos pidió que orásemos por su tía, y nos hizo entrar a la sala donde estaba aunque era un área restringida al publico.

Cuando llegamos, le impusimos las manos a la señora y al instante ella salió del coma, abrió los ojos, y nos preguntó que le había pasado, se creo una conmoción en el hospital, empezaron a llegar los doctores y enfermeras, así que tuvimos que salir del cuarto.

Estando afuera, nos llamó un señor que estaba en el cuarto del costado, para preguntarnos que había pasado. Le contamos lo que sucedió y nos pidió que orásemos por el que no podía mover una pierna, al instante fue sanado, y recibió a Jesús.

Una joven que vio esto, nos dijo que orásemos por ella, ya que tenía un tumor en la rodilla, al imponerle las manos, sentí como el tumor se reducía en mis manos, le predicamos y recibió a Jesús.

Después de eso, llegaron los doctores y nos pidieron que nos retirásemos de esa sección del hospital.

Solo éramos unos jóvenes creyentes que teníamos un deseo intenso de predicar el evangelio. Algunos estábamos empezando en el ministerio, pero otro grupo nunca estuvo en el ministerio, eran simples creyentes.
      
Dios quiere usarte, sin importar la edad que tengas.

Cuando era pastor en Talara, un día tuvimos un culto unido con todas las iglesias de la zona; al final llamamos a todas las personas enfermas para que pasen adelante para que los pastores oren por ellas; entre las personas que pasaron, una señora se arrodilló delante de mí la banca en que estaba mi esposa con mi hijo Ricardito, que en esa época tenia un año y medio. Mi hijito al verla, pasó adelante, le impuso las manos en el nombre de Jesús, y la hermana regresó a su asiento gozosa.

Si un niño de año y medio puede ser usado por Dios, tú también puedes imponer las manos sobre los enfermos.

Dios quiere usarte, solo tienes que atreverte y hacer lo que dice la Palabra, pon las manos sobre los enfermos, y sanaran.

Cuando tú pones las manos sobre un enfermo, se pone en funcionamiento la ley del punto de contacto.

¿En que consiste esta ley? En el momentos que tú pones tu mano sobre el enfermo; tu mano se convierte en un punto de contacto, en el que el enfermo puede desatar su fe para ser sanado.

 Ahora, notemos que en la sanidad siempre se requiere de la fe del enfermo; en un menor o mayor grado. 

En Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

 No podemos agradar a Dios sin fe; y, para la sanidad por imposición de manos, se junta la fe de dos personas, el que impone las manos y la persona que se acerca para recibir su sanidad.

La Biblia también nos enseña que hay una unción para imponer las manos sobre los enfermos. En Hechos 19:11, en la versión amplificada dice: “Y Dios hacia milagros inusuales y extraordinarios por las manos de Pablo.”

Hay una unción especial para la imposición de manos; un equipo sobrenatural que Dios le da ha algunos ministros para cumplir su ministerio. En esta unción ocurre la ley de contacto y transmisión, en la cual al momento en que el ministro impone las manos, se desata la unción de Dios para sanidad.

En el enfermo le ocurre lo que le paso a la mujer que tenia el flujo de sangre en Marcos 5:29-33: “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quien había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.”

Esta unción se ve principalmente en los evangelistas, parte de su equipo es la unción para imponer las manos para sanidad.

La gente que se acerca a recibir sanidad, por lo general, recibe una descarga del poder sanador y es sanada inmediatamente. 

El gran evangelista de principios de siglo Raymond T. Richie decía: “La sanidad es la campana de la iglesia.” Él decía, que en las antiguas plantaciones, a la hora del almuerzo, la cocinera tocaba la campana, y la gente dejaba sus labores y corría hacia el comedor.

La sanidad provoca ese efecto en la iglesia, al enterarse que Dios está sanando a la gente, la gente empieza a ir para recibir de Dios.

Otra cosa que debemos recordar, es que la sanidad depende también de ti; cuando te acerques para ser sanado, desata tu fe y cree que estás siendo sanado en el momento en que te imponen las manos y oran por ti, y como resultado de eso recibirás tu sanidad.

sábado, 4 de mayo de 2013

Cómo Usar el Nombre de Jesús para Recibir tu Sanidad


Usando el Nombre de Jesús para Recibir Sanidad Divina

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
- Juan 14:13- 14


En este pasaje dice que debemos pedir en el nombre de Jesús. ¿A quien debemos pedirle?

Una traducción literal de este pasaje sería: “Yo haré todo lo que pidas en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pides algo en mi nombre lo haré.”

La frase “al Padre,” que se usa en la Versión Reina Velera no se encuentra en el griego; fue aumentada por los traductores para contrastar ese versículo con Juan 16:23-24. Pero si algo deberíamos contrastar es el versículo 13 con el 14, en donde no se repite "al Padre". Las traducciones modernas de la Biblia han corregido esto.

Veamos el versículo 23 en otras versiones:

Biblia al Día
Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Castillian
Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Biblia de Jerusalén
Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Dios Habla Hoy
Y todo lo que pidáis en mi nombre yo lo haré, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre.

Biblia en Lenguaje Sencillo
Yo haré todo lo que ustedes me pidan. De ese modo haré que la gente vea, a través de mí, el poder que tiene Dios el Padre. 

Nueva Versión Internacional
Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

La Biblia de las Américas
Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Nueva Biblia de los Hispanos
Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Junneman (Vulgata)
Y lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que sea glorificado el Padre en el Hijo. 

Reina Valera 1862
Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Nuevo Testamento de Besson
Y cualquier cosa que pidiereis en mi nombre, esto lo haré para que sea glorificado el Padre en el hijo. 

Biblia Textual
Y todo lo que pidáis en mi Nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 


Y no quiero colocar las traducciones en inglés que no utilizan la frase "al Padre".

Al colocar esa frase se pierde lo que Dios quiere decirnos. Además, la palabra que se usa para “pedir,” es aiteo que entre sus significados está la acción de exigir o demandar.

Este verbo es de tiempo aoristo, con voz activa, de modo subjuntivo, en segunda persona y número plural.

El hecho de ser aoristo significa que es una acción única o acción puntual no prolongada en el tiempo; la.voz activa es la conjugación del verbo en la cual el sujeto realiza, ejecuta o controla la acción del verbo. El subjuntivo es el modo de la irrealidad, expresa deseo y posibilidad. La segunda persona en plural significa que era para todo aquel que siguiese sus instrucciones.

El verbo "haré" es el griego poieo que significa hacer, realizar y llevar a cabo entre otros significados. Este verbo está en tiempo futuro, voz  primera persona en activa, modo indicativo y primera persona en singular.

El modo indicativo es el que se utiliza comúnmente para expresar las acciones reales que se llevan a cabo de forma cotidiana. Podemos decir que Jesús está diciendo que el hará o ejecutará cualquier cosa que le pidamos en Su nombre.

Lo que Jesús les estaba diciendo: “En el supuesto caso que alguien demande o exijas alguna cosa en mi nombre, sin duda alguna yo lo haré.”

Para los discípulos esto quedo bien claro; pues en Hechos 3:1-16 podemos ver como usaron el Nombre de Jesús: “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entran en el templo. Este cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entro con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico de Salomón. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a este? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Y por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este completa sanidad en presencia de todos vosotros.”

En este pasaje vemos que el uso del nombre de Jesús fue lo que trajo sanidad a este hombre. Pedro no usó una oración al Padre para que este hombre fuese sanado. El demandó la sanidad de este hombre en el nombre de Jesús.

Nosotros también debemos usar el nombre de Jesús en contra de la enfermedad y el diablo.

No es a Dios a quien le demandamos que nos sane; ya que en primer lugar, no fue Él quien te enfermó. Tampoco fue Él quien te robó la salud; fue el diablo, como hemos en otras entradas, el diablo es el autor de la enfermedad.

Innumerables veces en mi vida y ministerio he tenido que ordenarle a la enfermedad que salga tanto de mi cuerpo tanto como del de otras personas; debes entender que no fue Dios quien puso la enfermedad en tu cuerpo sino que Satanás es el autor de la enfermedad.

El asunto es que mucha piensa que Satanás se fue de vacaciones y le ha dejado su sucio trabajo a Dios.

Está es una vieja táctica de Satanás para que no usemos la autoridad que tenemos sobre él por la obra consumada de Jesús en la cruz y usemos el nombre de Jesús en su contra.

Pero nosotros sabemos lo que tenemos en Cristo y podemos exigirle que saque la enfermedad de nuestro cuerpo; así que demanda tu sanidad de esta manera: “Enfermedad, te ordeno en el nombre de Jesús que dejes mi cuerpo ahora mismo.” 

Hay sanidad en el nombre de Jesús, solamente debes de usarlo y traerá sanidad a tu vida. 

Así que nuevamente, cuando el diablo traiga enfermedad a tu vida, dile así: “Satanás, en el Nombre de Jesús, deja mi cuerpo ahora. Enfermedad, yo te ordeno salir de mi cuerpo en el nombre de Jesús.”


La Palabra de Sanidad Headline Animator