Sabiendo que la Sanidad te Pertenece
El mejor
método de recibir sanidad es conocer que la sanidad te pertenece. Colocar en tu
corazón Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24; donde dice que Jesús tomó
nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.
No estoy
hablando de conocer estos versos de una manera mental. Eso te serviría tanto
como decir “dos y dos son cuatro, cuatro
y dos son seis.”
En Romanos
10:17 dice: “Así que la fe es por el oír,
y el oír, por la Palabra de Dios.”
La fe viene
cuando nosotros estamos colocando la Palabra de Dios en nuestro interior, una y
otra vez hasta ser revelada en nuestro espíritu.
Continuar
colocándola hasta que forme parte de nosotros.
En 1987
estaba jugando fútbol con varios hermanos de la iglesia; yo jugaba de defensa,
y en un momento que un delantero venia rápidamente, yo coloque mi pierna para
quitarle el balón. Como la venia muy rápido, al golpear nuestras piernas me
fracture la rodilla.
Estuve
estudiando y proclamando la Palabra, respecto a mi sanidad, durante tres días,
pero nada sucedió sino empeore. Así que fui al doctor.
La rodilla
había duplicado su tamaño, así que el doctor me puso un yeso en la pierna. Me
dijo que debía usarlo por dos semanas, y luego usar una venda elástica por
tiempo indefinido; me advirtió, además, que no le echase agua al yeso.
Estuve tres
días en mi casa depositando la Palabra de Dios en mi interior, hasta que la fe
se formó en mi; en ese momento tuve la fe para sanidad, supe que la sanidad
estaba a mi disposición.
Esa noche
fui a un servicio; y mientras escuchaba la enseñanza, el Espíritu Santo me
dijo: “Si dices que estas sano, ¿qué
haces con un yeso?”
Así que la
mañana siguiente, me metí en la ducha y luche con el yeso durante una hora para
poder sacármelo. Cuando logró salir, me di cuenta que mi rodilla estaba
completamente sana; todavía continúa así hasta hoy.
En Josué 1:8
dice: “Nunca se apartará de tu boca este
libro de la ley, sino que de día y de noche meditaras en él, para que guardes y
hagas conforme a lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.”
Eso fue lo
que me pasó, continué meditando la Palabra de día y de noche respecto a mi
sanidad, hasta que finalmente llegó la fe para ser sanado, y recibí mi sanidad.
Eso es lo
que debes hacer, medita una y otra vez los versículos que te ofrecen sanidad hasta que la fe se produzca en tu corazón, y puedas recibir lo que Dios ya te
dio.
Cuando tengas plena certeza de que Jesús ya te sanó declara en voz alta la Palabra de Sanidad: "Soy sano ahora porque Jesús tomó mis enfermedades y llevó mis dolencias. Lo tengo ahora porque soy sano por las llagas de Jesús."