lunes, 20 de mayo de 2013

¿Extremaunción o Unción Extrema?


Ungiendo con Aceite 
en el Nombre de Jesús


En Santiago 5:14-15 dice: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubieren cometido pecados, le serán perdonados.”

En la Iglesia Católica han reemplazado esta oración por sanidad, por una oración para preparar al enfermo para la muerte. Sin embargo este pasaje dice: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará.” Es decir, el enfermo no morirá, el enfermo se salvará y se levantará de la cama totalmente sano.

Nosotros no practicamos la extremaunción, no estamos preparando al enfermo para su muerte, practicamos la "unción extrema", vamos donde el enfermo cuando nos llama, lo ungimos con aceite en el nombre del Señor, hacemos la oración de fe y el enfermo es sanado.


Este es el método de sanidad divina en el que se requiere menos fe del enfermo. Porque se requiere que otra persona ore por él y que se utilice un elemento que es el aceite. 

Esto no significa que no se requiera fe, pues, en Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

Además cuando el elemento del aceite se pone sobre el enfermo, el enfermo debe creer que en ese momento recibe su sanidad.

De ahí vemos que la fe es necesaria para poder recibir la sanidad. La pregunta es ¿cómo obtenemos la fe para recibir nuestra sanidad?

En Romanos 10:17 dice: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.” Nuestra fe para recibir sanidad viene de estar oyendo la Palabra de Dios.

Es interesante notar, que en este verso se usa la palabra griega rhema para palabra. Rhema significa una materia o tema específico; es decir, una materia o específico acerca de la Palabra de Dios. Entonces, la fe viene por el oír, y el oír, por los temas específicos de la Palabra de Dios.

Es por eso que la fe para recibir sanidad viene por estar oyendo una y otra vez lo que Dios dice acerca de la sanidad divina en Su Palabra.

Si quieres tener fe recibir tu sanidad tendrás que estar oyendo una y otra vez Isaías 53:4-5; Mateo 8:17 y 1 Pedro 2:24, donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades, llevó nuestras dolencias, sufrió nuestros dolores y que por Sus llagas fuimos curados.

Al ir a la Palabra de Dios sabrás la voluntad de Dios respecto a su voluntad; y como dice en 1 Juan 5:14-15: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa  conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

En Marcos 1:40-42 vemos una historia que nos muestra la voluntad de Dios respecto a la sanidad divina: “Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó y le dijo: Quiero, se limpio. Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y quedó limpio.”

El leproso sabía que Jesús tenía el poder para sanarlo, pero no sabía si era la voluntad de Dios sanarlo.

En este pasaje Jesús muestra su voluntad hacia las enfermedades, Él tiene misericordia del enfermo y lo sana. Cuando Jesús le dijo al leproso: “Quiero, se limpio,” le estaba diciendo al mundo que él quería sanar a todos los hombres. Su voluntad es sanarnos.

En 3 Juan 2 volvemos a ver la voluntad de Dios respecto a la enfermedad: “Amado, yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.”

Una vez más nos encontramos con la voluntad de Dios, él desea que tengamos salud. El no desea que estemos enfermos.

Entonces al hacer la oración de fe por sanidad, estamos orando la voluntad de Dios, pues Dios quiere que estemos sanos.

Volviendo a la unción con aceite, podemos ver que en este tipo de oración, el enfermo llama a los ancianos de la iglesia para que lo unjan con aceite en el nombre de Jesús y hagan la oración de fe por él.

Los discípulos de Jesús usaron este método en Marcos 6:13, cuando Jesús envió a los doce de dos en dos: “Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban.”

En este tipo de oración, el aceite es un símbolo de la unción del Espíritu Santo, y es un punto de contacto en el cual el enfermo desata su fe para ser sanado. Pero notemos que no es el aceite sino la oración de fe que hacen los ancianos de la iglesia lo que sana al enfermo.

Una señora llamó a su iglesia pidiendo que vaya el pastor a su casa porque su esposo se estaba muriendo; le respondieron las hermanas ancianas que se reunían para orar en la iglesia y le dijeron que no estaba en ese momento. Preguntó por la pastora y le dijeron que tampoco estaba.

Una de ellas dijo: "Nosotros somos las más ancianas de la iglesia, y la Biblia dice que los ancianos unjan al enfermo con aceite, así que dile que vamos nosotras."

Así que tomaron un taxi y se fueron a ver al enfermo.

Cuando llegaron a la casa le preguntaron a la hermana que llamó si tenía aceite, y les dijo que solo tenía una botella con aceite de cocina; le dijeron que los de y fueron a ver al enfermo.

El pobre hombre estaba inconsciente en la cama, el color de su piel mostraba su enfermedad. Las hermanas al verlo le echaron encima toda la botella de aceite e hicieron la oración de fe: "En el nombre de Jesús se sano." Y el hombre fue completamente sanado. Salió de la inconsciencia y el color le volvió as la piel.

Las ancianas de la iglesia habían hecho la oración de fe.

Hay algo mas que dice este pasaje: “Y si hubieren cometido pecados, le serán perdonados.”

Muchos enfermos piensan que Dios no los va ha sanar porque han hecho muchas cosas malas. Se sienten indignos de recibir el perdón de Dios. Sin embargo, aquí dice que sus pecados le serán perdonados. 



Estaba acompañando a una amiga al hospital de Neoplásicas en Lima, donde hacen tratamiento especializado para el cáncer, y ella escuchó que una mujer le predicaba a una otra diciéndole que estaba enferma porque estaba en pecado.

Que tal ignorancia, trayendo más condenación y culpabilidad a la pobre enferma cuando aquí dice que si hubiere cometido pecados sus pecados le serán perdonados.

La sanidad y el perdón van de la mano.

Así que, si no tienes fe para recibir sanidad por ti mismo, anda y llama a los ancianos de la iglesia para que te unjan con aceite y hagan por ti la oración de fe. 


sábado, 11 de mayo de 2013

Recibiendo Sanidad a través de los Dones del Espíritu Santo


Recibiendo Sanidad a través de los Dones del Espíritu Santo

En 1 Corintios 12:9 dice: “. . . y a otro, dones de sanidades por el mismo espíritu.”

Este es un método distinto a los que hemos estudiado; en este método no depende de la fe de la persona sino de Dios.

¿Qué son los dones de sanidades?

Son manifestaciones sobrenaturales del poder sanador de Dios que fluyen de un individuo a otro.

Todas las cosas que recibimos de Dios son dones. Por eso, en cierto sentido toda sanidad es un don; pero no toda sanidad es una manifestación del Espíritu. Las manifestaciones del Espíritu son iniciadas por el Espíritu Santo.

Debemos notar que este pasaje nos habla de dones de sanidades, es decir nos habla en plural. Esto quiere decir que hay un tipo de don para cada enfermedad.

Por ejemplo hay ministros que tienen una unción especial para casos de vista, y en sus campañas casi todos los ciegos o gente con problemas de visión son sanados; otros con problemas de huesos, o de tumores, o cualquiera sea la enfermedad.

En mi caso, yo veo cada vez que ministro personas con piernas más cortas que la otra casi el 100% son sanados. 

La clave es llegar a entender la unción que hay sobre nuestras vidas y cedernos a ella. 

Una característica de los dones del Espíritu es que muchas veces vienen acompañados de otros, como la Palabra de Conocimiento (una porción del conocimiento de Dios respecto a eventos pasados o presentes) o el Discernimiento de Espíritus (una visión en el mundo espiritual respecto a los espíritus que sean de Dios, sean humanos, ó del diablo).

En mi ministerio, he visto este don, a través de la Palabra de Conocimiento, muchas veces sabia que parte del cuerpo de la gente estaba mal.

Recuerdo un servicio, cuando era pastor asistente de la iglesia “La Palabra de Fe” de Callao, ciudad portuaria en el Perú.

Estaba empezando una serie de enseñanzas basadas en la sanidad divina; después de la adoración, empecé a sentir las zonas del cuerpo en que la gente estaba enferma, mucha gente fue sanada de diversas enfermedades. Al final de la predica, cuando se hizo el llamado para sanidad, no había ningún enfermo, todos habían sido sanados.

En Hechos 8:5-8 vemos los dones de sanidades en acción en el ministerio de Felipe, el evangelista: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.”

Notemos que aquí dice que las sanidades eran de cojos y paralíticos. Evidentemente Felipe tenía dones de sanidades para las enfermedades específicas de parálisis y cojera.

Los dones de sanidades, son manifestaciones específicas de sanidad, para gente específica, con necesidades especificas, en momentos específicos.

La gran evangelista Kathryn Kuhlman, tenía muchos de estos dones en sus reuniones. Dios le daba palabra específica, acerca de enfermedades que tenia la gente.

Los dones de sanidades, son sanidades que Dios inicia; y ocurren cuando el Espíritu Santo desea

lunes, 6 de mayo de 2013

Como Ministrar Sanidad Mediante la Imposición de Manos


La Sanidad y la Imposición de Manos

       Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echaran fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; tomaran en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
- Marcos 16:17-18

Este es el método más común de recibir sanidad divina; y, fue unos de los métodos que Jesús usó más a menudo en su ministerio. Además, es el método que se usa comúnmente en los servicios de la iglesia.

En Lucas 4:40 podemos ver como es que Jesús usaba este método en su ministerio: “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían sobre él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.”

Una cosa que podemos notar en el pasaje de Marcos es que todos los que creyentes pueden imponer las manos sobre otros.

En 1988 pertenecí al grupo de evangelismo de la iglesia “La Palabra de Fe,” en Lima; todos los martes, jueves y sábados íbamos al Hospital Rebagliati, el más grande de la ciudad, para orar por los enfermos y predicarles el evangelio.

Para mi fue de una gran bendición ver la cantidad de enfermos que fueron sanados y recibieron a Jesús en esos días . 

Un caso que recuerdo fue el de una señora, que tenia cerca de 80 años, y estaba en estado de coma; su sobrino que trabajaba en el hospital nos pidió que orásemos por su tía, y nos hizo entrar a la sala donde estaba aunque era un área restringida al publico.

Cuando llegamos, le impusimos las manos a la señora y al instante ella salió del coma, abrió los ojos, y nos preguntó que le había pasado, se creo una conmoción en el hospital, empezaron a llegar los doctores y enfermeras, así que tuvimos que salir del cuarto.

Estando afuera, nos llamó un señor que estaba en el cuarto del costado, para preguntarnos que había pasado. Le contamos lo que sucedió y nos pidió que orásemos por el que no podía mover una pierna, al instante fue sanado, y recibió a Jesús.

Una joven que vio esto, nos dijo que orásemos por ella, ya que tenía un tumor en la rodilla, al imponerle las manos, sentí como el tumor se reducía en mis manos, le predicamos y recibió a Jesús.

Después de eso, llegaron los doctores y nos pidieron que nos retirásemos de esa sección del hospital.

Solo éramos unos jóvenes creyentes que teníamos un deseo intenso de predicar el evangelio. Algunos estábamos empezando en el ministerio, pero otro grupo nunca estuvo en el ministerio, eran simples creyentes.
      
Dios quiere usarte, sin importar la edad que tengas.

Cuando era pastor en Talara, un día tuvimos un culto unido con todas las iglesias de la zona; al final llamamos a todas las personas enfermas para que pasen adelante para que los pastores oren por ellas; entre las personas que pasaron, una señora se arrodilló delante de mí la banca en que estaba mi esposa con mi hijo Ricardito, que en esa época tenia un año y medio. Mi hijito al verla, pasó adelante, le impuso las manos en el nombre de Jesús, y la hermana regresó a su asiento gozosa.

Si un niño de año y medio puede ser usado por Dios, tú también puedes imponer las manos sobre los enfermos.

Dios quiere usarte, solo tienes que atreverte y hacer lo que dice la Palabra, pon las manos sobre los enfermos, y sanaran.

Cuando tú pones las manos sobre un enfermo, se pone en funcionamiento la ley del punto de contacto.

¿En que consiste esta ley? En el momentos que tú pones tu mano sobre el enfermo; tu mano se convierte en un punto de contacto, en el que el enfermo puede desatar su fe para ser sanado.

 Ahora, notemos que en la sanidad siempre se requiere de la fe del enfermo; en un menor o mayor grado. 

En Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”

 No podemos agradar a Dios sin fe; y, para la sanidad por imposición de manos, se junta la fe de dos personas, el que impone las manos y la persona que se acerca para recibir su sanidad.

La Biblia también nos enseña que hay una unción para imponer las manos sobre los enfermos. En Hechos 19:11, en la versión amplificada dice: “Y Dios hacia milagros inusuales y extraordinarios por las manos de Pablo.”

Hay una unción especial para la imposición de manos; un equipo sobrenatural que Dios le da ha algunos ministros para cumplir su ministerio. En esta unción ocurre la ley de contacto y transmisión, en la cual al momento en que el ministro impone las manos, se desata la unción de Dios para sanidad.

En el enfermo le ocurre lo que le paso a la mujer que tenia el flujo de sangre en Marcos 5:29-33: “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quien había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.”

Esta unción se ve principalmente en los evangelistas, parte de su equipo es la unción para imponer las manos para sanidad.

La gente que se acerca a recibir sanidad, por lo general, recibe una descarga del poder sanador y es sanada inmediatamente. 

El gran evangelista de principios de siglo Raymond T. Richie decía: “La sanidad es la campana de la iglesia.” Él decía, que en las antiguas plantaciones, a la hora del almuerzo, la cocinera tocaba la campana, y la gente dejaba sus labores y corría hacia el comedor.

La sanidad provoca ese efecto en la iglesia, al enterarse que Dios está sanando a la gente, la gente empieza a ir para recibir de Dios.

Otra cosa que debemos recordar, es que la sanidad depende también de ti; cuando te acerques para ser sanado, desata tu fe y cree que estás siendo sanado en el momento en que te imponen las manos y oran por ti, y como resultado de eso recibirás tu sanidad.

sábado, 4 de mayo de 2013

Cómo Usar el Nombre de Jesús para Recibir tu Sanidad


Usando el Nombre de Jesús para Recibir Sanidad Divina

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
- Juan 14:13- 14


En este pasaje dice que debemos pedir en el nombre de Jesús. ¿A quien debemos pedirle?

Una traducción literal de este pasaje sería: “Yo haré todo lo que pidas en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pides algo en mi nombre lo haré.”

La frase “al Padre,” que se usa en la Versión Reina Velera no se encuentra en el griego; fue aumentada por los traductores para contrastar ese versículo con Juan 16:23-24. Pero si algo deberíamos contrastar es el versículo 13 con el 14, en donde no se repite "al Padre". Las traducciones modernas de la Biblia han corregido esto.

Veamos el versículo 23 en otras versiones:

Biblia al Día
Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Castillian
Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Biblia de Jerusalén
Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Dios Habla Hoy
Y todo lo que pidáis en mi nombre yo lo haré, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre.

Biblia en Lenguaje Sencillo
Yo haré todo lo que ustedes me pidan. De ese modo haré que la gente vea, a través de mí, el poder que tiene Dios el Padre. 

Nueva Versión Internacional
Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

La Biblia de las Américas
Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Nueva Biblia de los Hispanos
Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Junneman (Vulgata)
Y lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que sea glorificado el Padre en el Hijo. 

Reina Valera 1862
Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 

Nuevo Testamento de Besson
Y cualquier cosa que pidiereis en mi nombre, esto lo haré para que sea glorificado el Padre en el hijo. 

Biblia Textual
Y todo lo que pidáis en mi Nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 


Y no quiero colocar las traducciones en inglés que no utilizan la frase "al Padre".

Al colocar esa frase se pierde lo que Dios quiere decirnos. Además, la palabra que se usa para “pedir,” es aiteo que entre sus significados está la acción de exigir o demandar.

Este verbo es de tiempo aoristo, con voz activa, de modo subjuntivo, en segunda persona y número plural.

El hecho de ser aoristo significa que es una acción única o acción puntual no prolongada en el tiempo; la.voz activa es la conjugación del verbo en la cual el sujeto realiza, ejecuta o controla la acción del verbo. El subjuntivo es el modo de la irrealidad, expresa deseo y posibilidad. La segunda persona en plural significa que era para todo aquel que siguiese sus instrucciones.

El verbo "haré" es el griego poieo que significa hacer, realizar y llevar a cabo entre otros significados. Este verbo está en tiempo futuro, voz  primera persona en activa, modo indicativo y primera persona en singular.

El modo indicativo es el que se utiliza comúnmente para expresar las acciones reales que se llevan a cabo de forma cotidiana. Podemos decir que Jesús está diciendo que el hará o ejecutará cualquier cosa que le pidamos en Su nombre.

Lo que Jesús les estaba diciendo: “En el supuesto caso que alguien demande o exijas alguna cosa en mi nombre, sin duda alguna yo lo haré.”

Para los discípulos esto quedo bien claro; pues en Hechos 3:1-16 podemos ver como usaron el Nombre de Jesús: “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entran en el templo. Este cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entro con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico de Salomón. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a este? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Y por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este completa sanidad en presencia de todos vosotros.”

En este pasaje vemos que el uso del nombre de Jesús fue lo que trajo sanidad a este hombre. Pedro no usó una oración al Padre para que este hombre fuese sanado. El demandó la sanidad de este hombre en el nombre de Jesús.

Nosotros también debemos usar el nombre de Jesús en contra de la enfermedad y el diablo.

No es a Dios a quien le demandamos que nos sane; ya que en primer lugar, no fue Él quien te enfermó. Tampoco fue Él quien te robó la salud; fue el diablo, como hemos en otras entradas, el diablo es el autor de la enfermedad.

Innumerables veces en mi vida y ministerio he tenido que ordenarle a la enfermedad que salga tanto de mi cuerpo tanto como del de otras personas; debes entender que no fue Dios quien puso la enfermedad en tu cuerpo sino que Satanás es el autor de la enfermedad.

El asunto es que mucha piensa que Satanás se fue de vacaciones y le ha dejado su sucio trabajo a Dios.

Está es una vieja táctica de Satanás para que no usemos la autoridad que tenemos sobre él por la obra consumada de Jesús en la cruz y usemos el nombre de Jesús en su contra.

Pero nosotros sabemos lo que tenemos en Cristo y podemos exigirle que saque la enfermedad de nuestro cuerpo; así que demanda tu sanidad de esta manera: “Enfermedad, te ordeno en el nombre de Jesús que dejes mi cuerpo ahora mismo.” 

Hay sanidad en el nombre de Jesús, solamente debes de usarlo y traerá sanidad a tu vida. 

Así que nuevamente, cuando el diablo traiga enfermedad a tu vida, dile así: “Satanás, en el Nombre de Jesús, deja mi cuerpo ahora. Enfermedad, yo te ordeno salir de mi cuerpo en el nombre de Jesús.”


jueves, 2 de mayo de 2013

La Sanidad a través de la Biblia


La Sanidad a través de la Biblia

Hemos visto en Malaquías 3:6 y Santiago 1:17 que Dios no cambia. Es decir, si Dios hizo algo en el pasado, también lo hará hoy. 

Por eso, de la misma forma como Dios trató a la gente en el Antiguo Testamento, es la misma forma que lo hace en el Nuevo. 

Aun desde antes del Antiguo Pacto que Dios hizo con Israel podemos ver referencias de sanidad en la Biblia. 

El caso más saltante es el de la sanidad de la esterilidad de Sara a los noventa años para dar a luz a Isaac. 

Como dice en Hebreos11:11: “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad,  porque creyó que era fiel quien lo había prometido.”

Isaac también oro por su esposa que era estéril y ella concibió: “Y oró Isaac a Jehová por su mujer,  que era estéril; y lo aceptó Jehová,  y concibió Rebeca su mujer”(Génesis 25:21). 

Veamos ahora la sanidad en el pacto que Dios hizo con Israel, que es conocido como la Ley o el Antiguo Pacto. 

En Éxodo 15:26 dice: “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, he hicieres lo que es recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios te enviare a ti; porque yo soy Jehová tu sanador."

En este pasaje Dios le dice a Israel que mientras ellos caminen en su pacto, no tendrían ninguna enfermedad. 

Una traducción literal del hebreo en este pasaje es: “No permitiré ninguna de  las enfermedades  que permití en los egipcios.” Dios no envió las enfermedades sobre los egipcios, Él permitió que las enfermedades llegasen a ellos pues no estaban bajo su protección. Satanás fue quien los enfermó.

Dios declara aquí que Él es el Sanador. La palabra hebrea que se usa es Jehová – Rapha, que significa: “Yo soy Jehová tu medico, soy el Dios que te sana.” Dicho de otro modo, nuestro medico es el Dr. Jehová. 

En Éxodo 23:25-26 dice: “Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y el bendecirá tupan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tus tierras; y yo completaré el número de tus días.”

El vuelve a reafirmarse como nuestro medico, y luego dice que el completará el número de nuestros días. 

Cuando enseño sanidad divina hay una pregunta que siempre me hace la gente: “Si Dios proveyó sanidad, ¿de que moriremos?” 

Siempre les digo que no tenemos por qué morir enfermos; veamos la muerte de algunos de los patriarcas:

En Génesis 25:8, hablando de Abraham dice: “Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años....”

Veamos ahora el caso de Isaac en Génesis 35:29: “Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido con su pueblo, viejo y lleno de días....”

Luego hablando de Jacob en Génesis 49:33 dice: “Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió los pies en la cama y expiró....”

Esa es una buena manera de morir; tanto Abraham, como Isaac y Jacob murieron sin enfermedades ni dolor, y llenos de días, solamente entregaron su espíritu. 

Esa es la forma que Dios quiere que partamos al Cielo, sin enfermedad ni dolor, completando el número de nuestros días, habiendo cumplido el plan que Dios tiene para nosotros. 

Hace algunos años me tocó dar la noticia de la partida del Hermano Kenneth Hagin al Cielo, le dije a los hermanos que él sencillamente terminó su desayuno, sonrió a su esposa y se fue, sin enfermedad ni dolor, simplemente entregó su espíritu. 

En Deuteronomio 7:12-15 dice: “Y por haber oído estos decretos, y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará y bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto,  tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto que tu conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos lo que te aborrecieren.”

Dios no permitió que hubiera enfermedad en ellos mientras caminaron en Su pacto. Recuerda que el verso 15 dice: “Y quitará Jehová de ti toda enfermedad.”

Si leemos los Salmos veremos que están llenos de versos de sanidad.

En el Salmo 103:3-5 dice: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”

Es evidente que la enfermedad vino por causa de la desobediencia de la ley pues: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.” De ahí podemos concluir que el perdón por su pecado significaba la sanidad de sus cuerpos. 

En el Salmo 105:37dice: “Los sacó con plata y oro; y no hubo en sus tribus enfermo.”

Siempre recuerdo la escena de la película “Los Diez Mandamientos”, cuando un jovencito esta empujando a un anciano ciego que le decía: “Yo no veré la tierra prometida, pero tú si”.

¡Nada más lejos de la verdad! 

Cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto, la Biblia dice que no había ningún enfermo. Todo el pueblo que salió de Egipto, estaba sano. 

Es interesante ver, que en ese momento, cuando todo el pueblo de Dios estaba saliendo de Egipto, y aun no habían tenido tiempo de quebrantar el pacto, todo el pueblo de Israel estaba sano.

En el Salmo 107:17-20 vemos que la enfermedad vino a ellos debido a su rebeldía contra la Palabra de Dios. 

“Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión y a causa de sus maldades; su alma abominó todo alimento, y llegaron hasta las puertas de la muerte. Pero clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Envió su palabra y los sanó, y los libró de su ruina.”

La rebelión contra el pacto que tenían con Dios provocó la enfermedad en ellos, a tal grado que estaban a punto de morir.

Al clamar ellos a Dios, al dejar su rebelión y volver al pacto, Dios envió Su Palabra y los sanó.

¿Por qué sucedió esto? 

Debido a que ellos se salieron, por decisión propia, de la protección del pacto que Dios tenía con ellos. 

El pacto que Dios hizo con ellos era como un paraguas. Si en un día lluvioso estamos debajo de un paraguas, no nos mojaremos; pero si en plena lluvia nos salimos del paraguas, terminaremos empapados. 

Así sucedió con Israel; cuando ellos se salieron del pacto pordecisión propia, no pudieron ser protegidos del ataque del diablo, y se enfermaron. Pero, cuando ellos clamaron a Dios, y volvieron a su pacto, Dios envió Su Palabra y los sanó. 

Aquí encontramos la clave de la sanidad divina: Dios siempre nos sana a través de Su Palabra. 

Aunque todos estos versos que hemos visto tratan de Israel; eso no significa que Dios no haya provisto sanidad para nosotros en el Nuevo Pacto.

Si hacemos un estudio de Israel en la Biblia, veremos que ellos no eran hijos de Dios, eran siervos de Dios. 

En Levíticos 25:55 dice: “Por que mis siervos son los hijos de Israel; son siervos míos, a los cuales saque de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.” Y en Isaías 41:8 dice: “Pero tu, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.”

Dios llama al pueblo de Israel: “mis siervos.” El problema es que la traducción literal para siervo es esclavo. 

Sin embargo en Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hilos de Dios.”

Dios llama a los creyentes: “hijos.”

Si Dios quiere que sus esclavos estén sanos, ¿cuánto más sus hijos? 

En Hebreos 8:6 dice: “Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejore promesas.”

Nosotros estamos en un mejor pacto que el pueblo de Israel; un pacto que está establecido sobre mejores promesas.

¿Qué significa que algo sea mejor que otro?

Por ejemplo, ¿qué es mejor, un billete de $10 ó un billete de $100?

Ciertamente un billetede $100. ¿Por qué? Porque un billete de $100 contiene al billete de $10; es decir, $100pueden comprar todo lo que $10 y muchísimo más. 

Esto ocurre del mismo modo con el Antiguo y el Nuevo Pacto. El Nuevo pacto incluye al Antiguo. Es decir el Nuevo Pacto posee todas las cosas que tiene el Antiguo Pacto y muchísimo más. 

Si Dios proveyó sanidad para sus esclavos en el Antiguo Pacto; también la ha provisto para sus hijos en el Nuevo Pacto.

Volviendo al Salmo 107:20, dice que: “Envió su palabra y los sanó, y los libró de su ruina.”

En Juan 1:13,14 vemos cual es “su palabra”: “En el principio era el Verbo (Logos), y el Verbo (Logos) era con Dios, y el Verbo (Logos) era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y aquel Verbo (Logos) fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

La traducción Verbo de la Reina Valera es muy pobre ya que en el griego dice Logos, que significa palabra y no verbo. 

Jesús es la palabra que Dios envió para sanar nuestras enfermedades y dolencias. Como vimos anteriormente, Jesús mismo tomó nuestras enfermedades y dolencias.

No es la voluntad de Dios que ningún creyente pase enfermedades en esta tierra y mueran antes de tiempo, sino que completen el número de sus días. 

En Santiago 5:14 se pregunta a la iglesia: “¿Está alguno enfermo entre vosotros?” De esta pregunta vemos que no era común que hubiese enfermos entre los creyentes. 

Esto es porque se suponía que los creyentes deberían conocer lo que dice en Mateo 8:17: “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias.” Y 1 Pedro 2:24 donde dice: “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis curados.”

Deberían conocer estos versos y caminar en salud divina.

En el Nuevo Pacto la iglesia tiene sanidad divina. 

Somos hijos de Dios y El proveyó sanidad para nosotros. 

lunes, 29 de abril de 2013

Quinta Tradición - La Enfermedad es la Disciplina de Dios


Quinta Tradición
La Enfermedad es la Disciplina de Dios

Esta es una excusa que es más una forma de traer condenación a la persona enferma; y también de decirles, si es de Dios, sopórtala.

Es verdad que la Biblia dice: “Porque el Señor al que ama disciplina. . .” (Hebreos 12:6). Sin embargo no dice: “El Señor enferma al que ama.”
Es un error tomar una pequeña porción de la Biblia y tratar de probar algo. 

No hay referencia a la enfermedad en este texto. La palabra disciplina no significa enfermedad o dolencia en el texto original griego.
Al leer el diccionario de palabras griegas de Vine aprendemos que la palabra disciplina significa entrenar a un niño, educar o enseñar. Así como los bebés necesitan ser enseñados y corregidos para poder crecer como niños saludables y adultos, así también los bebés cristianos necesitan ser enseñados y corregidos para crecer y llegar a ser cristianos espiritualmente saludables. Esta palabra en el griego original significa que necesitan ser disciplinados y gobernados.
Muchos de los problemas de hoy se originan en la falta de disciplina y entrenamiento cristiano en el hogar. Los niños deben ser disciplinados, corregidos y entrenados en amor.
En Mateo 7:9-11 dice: “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado,  le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
Dios nos entrena y disciplina con mano amorosa, “porque el Señor al que ama disciplina.” Así que la enfermedad no viene por disciplina de Dios, no lo acusemos por algo que no hace. 

domingo, 28 de abril de 2013

Cuarta Tradición - Estoy Sufriendo Para La Gloria De Dios


Cuarta Tradición
Estoy Sufriendo Para La Gloria De Dios

Otra respuesta típica de la gente que no puede explicar por que motivo esta enferma, en su ignorancia creen que están sufriendo para la gloria de Dios.

Los que apoyan esta creencia usan, por lo general, el capítulo nueve de Juan, donde se encuentra la historia del ciego que Jesús envió al estanque de Siloé.
Sus discípulos le preguntaron si había pecado él o sus padres, provocándole la ceguera. Jesús les dijo: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.”

Algunos concluyen con este verso que el hombre nació ciego para que Dios obtenga la gloria con ello; sin embargo, Jesús continuo diciendo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entretanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” Las obras de Dios no se manifestaron en el ciego hasta que Cristo hizo aquello para lo cual fue enviado; cuando sanó la ceguera del hombre.
¿Qué podemos decir de Lázaro? ¿No dice la Biblia que estaba enfermo para la gloria de Dios? Al leer la historia en el capítulo 11 del evangelio de Juan, vemos que Jesús estaba con sus discípulos cuando le llegaron noticias que Lázaro estaba enfermo.
En lugar de correr al lado de su amigo, Jesús se tardó a propósito. Le dijo a sus discípulos: “Esta enfermedad no es para muerte,  sino para la gloria de Dios,  para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (verso 4).
Cuando Jesús legó a Betania con sus discípulos, hacía 4 días que Lázaro estaba muerto. Marta corrió a Jesús y le dijo que si hubiese estado ahí, su hermano no hubiera muerto. Jesús le dijo que era la resurrección y la vida:

Juan 11:24-26
24  Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección,  en el día postrero.
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida;  el que cree en mí,  aunque esté muerto,  vivirá.
26  Y todo aquel que vive y cree en mí,  no morirá eternamente.  ¿Crees esto?

Poco después, Marta se quejó de la orden de mover la piedra de la tumba que dio Jesús; ella sabía que el cuerpo estaba descompuesto y apestando después de 4 días. Por lo que Jesús le dijo: “¿No te he dicho que si crees,  verás la gloria de Dios?” (Verso 40). Marta no había visto aún la gloria de Dios. No veía la gloria de Dios en su hermano porque aún no se había manifestado. La gloria de Dios se manifestó en la resurrección y sanidad de Lázaro. No solo fue resucitado, sino que también fue sanado de la enfermedad que le causo la muerte.
Dios es glorificado por la sanidad y la liberación, no por la enfermedad y el sufrimiento.

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