miércoles, 20 de mayo de 2009

Por sus creencias religiosas una mujer huye con su hijo para no aplicarle quimioterapia

Normalmente no hago esto, ya que este blog es de enseñanzas acerca de la sanidad divina, pero leí esta noticia y he querido comentarla ya que va totalmente en contra de las cosas que enseña la Palabra de Dios acerca de la sanidad divina.

Creemos que Dios nos ha sanado por medio de la obra de Cristo en la cruz, pero no estamos en contra de la medicina; si una persona no tiene la fe necesaria para recibir su sanidad, no hay problemas que vaya a los médicos.

Por otro lado, tu puedes tener fe por ti mismo, pero eso no significa que la tengan tus familiares, si tu hijo está con dolor y ves que tu fe no está funcionando, es mejor que lo lleves al médico, si no lo haces lo que le pase será culpa de tuya y no del diablo ni tampoco de Dios.

No arriesguemos la vida de la gente que amamos por las cosas que creemos, en este caso por nuestro fanatismo.

Si tienes fe por tu sanidad, gloria a Dios, pero no puedes pasar por encima de la falta de fe de otra persona, sin importar que sea un familiar cercano.

Leamos la noticia

Por sus creencias religiosas una mujer huye con su hijo para no aplicarle quimioterapia


  • Lima, may. 20 (ANDINA).- En Estados Unidos buscan a una mujer que desapareció con su hijo de 13 años después que los médicos ordenaran un tratamiento de quimioterapia para salvar la vida del menor, que sufre de cáncer. Según sus creencias religiosas la curación debe ser sólo con métodos naturales.

    El menor, de 13 años, padece linfoma de Hodgkin, un tumor que estaba siendo controlado por los médicos, pero en el último examen observaron que éste había crecido por lo que ordenaron un tratamiento de quimioterapia que puede salvarle la vida.

    Apenas realizada la orden médica, la mujer Collen Hauser y su hijo Daniel, desaparecieron del nosocomio y las autopridades no los han podido encontra ni en su casa, donde los buscaron horas más tarde.

    Un juez de la zona ha determinado una orden de arresto para los padres por descuidar la atención de su hijo. Según la autoridad judicial el niño debe ser entregado en custodia a una familia adoptiva que lo cuide durante el proceso de recuperación.

    En la casa de la familia, el padre del menor dijo desconocer el paradero y reconoció que sus creencias religiosas los obligan a someterse a curaciones siempre y cuando éstas sean naturales.

lunes, 18 de mayo de 2009

La Sanidad y el Nombre de Jesús - Parte 3

Esto lo he visto una y otra vez en mi vida, compartiendo en casas, iglesias y campañas; individualmente o en masa, sencillamente ordenar en el nombre de Jesús que la enfermedad se vaya.

Un pastor me llamó una vez “el último pentecostal tranquilo”, y es que en se sorprendió que cuando ministré en su iglesia, sin gritar, saltar, ni niguna otra manifestación externa, la gente fue sanada con un sencillo: “Sean sanos en el nombre de Jesús”.

No son las acciones externas lo que traen la sanidad sino el nombre de Jesús en contra de la enfermadad.

Hay sanidad en el nombre de Jesús, solamente debes de usarlo y traerá sanidad a tu vida.

Cuando el diablo traiga enfermedad a tu vida, dile así: “Satanás, en el Nombre de Jesús, deja mi cuerpo ahora. Enfermedad, yo te ordeno salir de mi cuerpo en el nombre de Jesús.”

Tú tienes la autoridad, úsala ahora y recibe tu sanidad.

Otro aspecto del nombre de Jesús y la sanidad es cuando oramos al Padre en el Nombre de Jesús para recibirla.

En Juan 16:23-24 dice: “En aquel día no me preguntareis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”.

Este método es diferente al anterior; mientras que en Juan 14:13-14 dice que usemos el nombre de Jesús en contra de la enfermedad; aquí nos dice que oremos al Padre en el Nombre de Jesús.

Esta es la oración del Nuevo Pacto. Cuando Jesús dijo: “En aquel día,” el se refería a un día que todavía no estaban viviendo. El día en que los apóstoles pasarían del Antiguo al Nuevo Pacto.

Cuando Jesús hizo esta declaración, ellos estaban todavía en el Antiguo Pacto, pues Jesús aun no había muerto, resucitado y ascendido al Cielo.

Sin embargo, estaba por llegar el día en que se iba a empezar el nuevo pacto, donde la gente podría orar al Padre en el Nombre de Jesús.

¿Cuál seria el resultado de ese beneficio que Jesús les estaba anunciando que pronto tendrían?

Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

De ahí vemos que la oración de la iglesia es orar al Padre en el Nombre de Jesús. No hay ningún otro nombre en el cual debemos orar.

Si el creyente quiere recibir algo de Dios en oración, debe ser hecho en el nombre de Jesús, y todo lo que pida lo recibirá. Y la sanidad está incluida en la oración.

He visto a mucha gente ser sanada por la oración en el nombre de Jesús. También en mi vida diaria he visto sanidades por orar al Padre en el nombre de Jesús.

Otra cosa que vemos en este pasaje es la forma como nos acercamos a Dios, en el Nuevo Pacto, Dios es nuestro Padre.

Como vimos antes en el Antiguo Pacto los israelitas eran siervos de Dios, pero en el Nuevo, nosotros somos hijos de Dios.

Nuestra oración siempre es al Padre; no le pedimos a Jesús, ni al Espíritu Santo, ni a ningún ángel o persona, le pedimos a Dios. Esa es la forma bíblica.

Además en Juan 16:24 dice: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.”

¿Hay alguna persona que esté feliz de ser enferma? ¿Nuestro gozo se cumple cuando tenemos dolor?

Muchas veces he orado por gente con dolor, la tristeza y sufrimiento se reflejaba en su rostro, pero al recibir su sanidad en el nombre de Jesús, tu veías como cambiaba su rostro, podías ver el gozo y la felicidad en su rostro.

Tu gozo se cumplirá cuando tu le pidas al Padre que te que recibas la sanidad que proveyó para ti en su plan de redención en el nombre de Jesús, El responderá y la enfermedad se ira de tu cuerpo.

Pídele ahora al Padre recibir tu sanidad en el nombre de Jesús, y la tendrás.

viernes, 8 de mayo de 2009

La Sanidad y el Nombre de Jesús - Parte 2

Para los discípulos esto quedo bien claro; pues en Hechos 3:1-16 podemos ver como usaron el Nombre de Jesús: “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entran en el templo. Este cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entro con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico de Salomón. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a este? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Y por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este completa sanidad en presencia de todos vosotros.”

En este pasaje vemos que el nombre de Jesús fue lo que trajo sanidad a este hombre. Pedro no usó una oración para que este hombre sane. El demandó la sanidad de este hombre en el nombre de Jesús.

Nosotros también debemos usar el nombre de Jesús en contra de la enfermedad y el diablo.

No es a Dios a quien le demandemos que nos sane; en primer lugar, no fue El quien nos enfermó. Tampoco fue él quien te robó la salud; fue el diablo, como hemos visto antes, el diablo es el autor de la enfermedad.

El día de año nuevo del primer año que estuve de misioneros en Chile, vino una tía a nuestra casa, ella tenía una gastritis, la cual le causaba dolor y no le permitía comer.

Le dijimos que queríamos orar por ella para que fuese sana. Ella nos dijo que estaba bien. Fuimos con ella un cuarto aparte, y le empezamos a compartir lo que Jesús había hecho por ella en la obra de redención. Le dijimos que Jesús pago el precio de nuestra salvación y nuestra sanidad.

Le preguntamos si quería recibir a Jesús, y ella dijo que sí. Después que la guiamos a la salvación le dijimos que íbamos a orar para que ella sanase.

Demandamos su sanidad de esta manera: “Enfermedad, te ordenamos en el nombre de Jesús que la dejes. Gastritis, te ordenamos salir de ella.”

Cuando salimos del cuarto ella estaba totalmente sana.

Ese año nuevo, pudo participar de la cena sin ningún problema.

viernes, 1 de mayo de 2009

La Sanidad y el Nombre de Jesús

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
- Juan 14:13 - 14

En este pasaje dice que debemos pedir en el nombre de Jesús. ¿A quien debemos pedirle?

Una traducción literal de este pasaje sería: “Yo haré todo lo que pidas en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pides algo en mi nombre lo haré.”

La frase “al Padre,” no se encuentra en el griego. Fue aumentada por Reina y Valera para contrastarlo con Juan 16:23-24. Las traducciones más recientes de la de la Biblia han corregido esto.

Veamos como lo traducen otras versiones:

Juan 14:13 (Biblia al Día)
13 Cualquier cosa que pidáis en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Juan 14:13 (Biblia Latinoamericana)
13 Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo.

Juan 14:13 (Biblia del Pueblo de Dios)
13 Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Hombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Juan 14:13 (La Biblia de las Américas)
13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Juan 14:13 (Nueva Biblia de los Hispanos)
13 Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Juan 14:13 (Nueva Versión Internacional)
13 Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.

Juan 14:13 (Versión Peshitta)
13 Y lo que pidan en mi Nombre, les concederé, para que el Padre sea glorificado en su Hijo.


Incluso la Revisión de la Reina Valera de 1865, casí 100 años antes de la versión 1960, ya había la corregido ese pasaje: “Y todo lo que pidiereis en mi nombre, esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo.”

Al colocar esa frase se pierde lo que Dios quiere decirnos, pues, nos hace de pensar que esta hablando de oración cuando no es así.

Además, la palabra griega aiteo que se usa para “pedir”, es una palabra que nos muestra la acción de exigir o demandar.

Podemos escribir este pasaje de este modo: “Todo lo que demandes, o exijas, en mi nombre, yo lo haré.”

lunes, 27 de abril de 2009

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad - Parte 3

Otro motivo para no recibir sanidad es el no querer ser sanado.

Hace años cuando predicaba en los hospitales, a una joven del grupo, le tocó ministrar a una señora; al orar por ella la mujer empezó a mejorar. Yo fui con ella la siguiente vez, y mientras compartíamos la Palabra, ella decía que prefería morir. Nos dijo que estaba bien la sanidad, pero ella prefería morir; pues, su esposo había fallecido y ella se sentía sola.

Aunque la guiamos a que recibiera a Jesús, nada pudimos hacer por ella; a las pocas semanas partió con el Señor.

No podemos ir en contra de la voluntad de la voluntad de alguien; Dios nos ha dado libertad de elección.

Desde la creación Dios le dio poder de decisión al hombre. En Génesis 2:15-17 dice: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el comieres, ciertamente morirás.”

El hombre tenía la decisión de vivir o morir; Dios no iba tomar la decisión por él.

Dios nos respeta, no toma decisiones por nosotros.

En Deuteronomio 30:19 dice: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante de la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida para que vivas tu y tu descendencia.”

El deseo de Dios es que nosotros escojamos la vida; pero El no hará nada en contra de lo que decidamos.

En Marcos 15:16 dice: “El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado.”

Aun en la salvación, Dios le da al hombre la decisión de salvarse. Nosotros somos los que decidimos.

La sanidad divina no es una excepción de esto; Dios no pasará por encima de tu voluntad. Si quieres ser sano lo serás; pero si no quieres, Dios respetara tu voluntad y no hará nada al respecto.

En 1987 en servicio de mitad de semana de la Iglesia La Palabra de Fe, llevaron a una mujer ciega que mendigaba en las calles.

Cuando llamaron a la gente que deseaba ser sanada, ella paso adelante. Cuando oraron por ella, al instante fue sanada. Por primera vez en su vida pudo ver; pudo distinguir los colores, ver los rostros alegres de la gente al verla sana.

Pero, también vio otra cosa, miro la lata donde recibía limosnas; posiblemente pensó que iba ha hacer ahora, de que iba a vivir. Luego volvió a mirar a la gente; y de nuevo volvió a mirar su lata. Entonces tomó una decisión, no quiso su sanidad, ella salió del servicio ciega.

Ella tomó una decisión basada en el dinero; no se dio cuenta que el Dios que la había sana era rico para prosperarla; y perdió su sanidad.

Dios es un caballero; el respetará tus decisiones, elige la vida, elige ser sanado.

sábado, 25 de abril de 2009

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad - Parte 2

Otro motivo por el cual la gente no es sanada es por la ignorancia En Oseas 4:6 dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. . . .”

Mucha gente no recibe la sanidad divina porque no sabe que Dios la ofrece en Su Palabra.

Un hermano me contó hace años que cuando empezó a orar por los enfermos no tenía ningún resultado; incluso se le murieron algunos.

Como se sentía desalentado, le pregunto al Señor porque la gente no sanaba, sino todo lo contrario. Dios le dijo que eso sucedía por que el no se tomaba tiempo en explicarles lo que la Biblia decía de la sanidad divina, sino que solamente oraba por la sanidad.

El decidió obedecer al Señor, la siguiente persona por la que fue a orar; le explicó primero lo que la Biblia dice acerca de la sanidad; y luego, cuando la fe se levantó en el hombre, le impuso las manos y el enfermo fue sanado.

Desde ese momento tuvo un cambio en su ministerio, empezó a ver la gente sanada. Hoy día es pastor de una iglesia en Lima.

Esto ocurre por lo que dice en Romanos 10:17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.” O, como dice un hermano, la fe viene cuando la voluntad de Dios es conocida.

Cuando tu cambias la ignorancia por el conocimiento, puedes recibir las cosas que Dios tiene para ti.

Esto fue lo que ocurrió en Hechos 14:7-10: “Y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en el sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y el saltó, y anduvo."

Cuando este hombre supo la voluntad de Dios respecto a su enfermedad; cuando conoció el evangelio, y escuchó acerca de Jesucristo el sanador; entonces la fe se levantó en el y pudo recibir su sanidad.

En Juan 8:31-32 dice: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en el: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Al permanecer en la Palabra de Dios; al tomar tiempo para depositarla en nuestro interior; nos volvemos en verdaderos discípulos de Jesús.

Un discípulo es alguien que es enseñado por otro; una persona que recibe, guarda y hace las enseñanzas de su maestro.

Si estamos depositando las enseñanzas de la Palabra de Dios en nuestros corazones, conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres.

Conoceremos lo que Dios piensa de las enfermedades; conoceremos la actitud que tiene respecto a ellas; y, estaremos listos para recibir la sanidad que Dios ha provisto para nosotros.

La cura para la ignorancia es el conocimiento de la Palabra de Dios.

lunes, 20 de abril de 2009

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad - Parte 1

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad

Aunque Dios ha provisto sanidad divina para todos, sin embargo no todos la reciben.

Incluso en el ministerio de Jesús, no todas las personas recibieron su sanidad.

En Marcos 6:1-6 nos da una clave de porque sucede esto: “Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De donde tiene este estas cosas? ¿Y que sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.”

En este pasaje vemos que Jesús no pudo hacer ningún milagro en Nazaret. Notemos que no dice que no quiso, sino dice que no pudo. La incredulidad de la gente impidió que Jesús pudiese hacer milagros.

Otra cosa para notar es que en griego la palabra que se usa para pocos enfermos, significa débiles o con enfermedades menores.

Jesús solo pudo sanar enfermedades menores, cosas como dolores de cabeza, resfriados o similares, debido a la incredulidad de la gente.

Lo mismo sucede hoy, la gente no recibe las bendiciones de Dios debido a su incredulidad.

En 1991 estaba predicando en el balneario de Ancón, al norte de Lima. A la hora de ministrar sanidad, me acerque a dos señores, pues, el Señor me dijo que ambas corrieran alrededor de la plaza donde era la campaña.

Me acerque a la primera y le pregunte que tenia; ella me dijo que artritis. Yo le dije que el Señor me había dicho que ella diese una vuelta alrededor de la plaza. Ella se fue corriendo, y mientras daba la vuelta, fue sanada completamente. Regresó a su asiento sana y sin dolor.

Luego me acerque a la segunda; me dijo que tenía un problema en el corazón. Le dije lo que Dios me había dicho, pero ella me miró y se empezó a sonreír; le volví a repetir, pero ella no quiso. Al final regreso a su asiento enferma. Su incredulidad impidió que Dios pudiera sanarla.

La incredulidad es conocer la voluntad de Dios pero negarse a obedecerla y actuar en ella.

En Hebreos 3:19 vemos que ese fue el motivo por el cual el pueblo de Israel que salió de Egipto no pudo entrar a la tierra prometida: “Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”

Para que la persona pueda recibir su sanidad, debe pasar de la incredulidad al actuar en la Palabra.

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