sábado, 25 de abril de 2009

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad - Parte 2

Otro motivo por el cual la gente no es sanada es por la ignorancia En Oseas 4:6 dice: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. . . .”

Mucha gente no recibe la sanidad divina porque no sabe que Dios la ofrece en Su Palabra.

Un hermano me contó hace años que cuando empezó a orar por los enfermos no tenía ningún resultado; incluso se le murieron algunos.

Como se sentía desalentado, le pregunto al Señor porque la gente no sanaba, sino todo lo contrario. Dios le dijo que eso sucedía por que el no se tomaba tiempo en explicarles lo que la Biblia decía de la sanidad divina, sino que solamente oraba por la sanidad.

El decidió obedecer al Señor, la siguiente persona por la que fue a orar; le explicó primero lo que la Biblia dice acerca de la sanidad; y luego, cuando la fe se levantó en el hombre, le impuso las manos y el enfermo fue sanado.

Desde ese momento tuvo un cambio en su ministerio, empezó a ver la gente sanada. Hoy día es pastor de una iglesia en Lima.

Esto ocurre por lo que dice en Romanos 10:17: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios.” O, como dice un hermano, la fe viene cuando la voluntad de Dios es conocida.

Cuando tu cambias la ignorancia por el conocimiento, puedes recibir las cosas que Dios tiene para ti.

Esto fue lo que ocurrió en Hechos 14:7-10: “Y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en el sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y el saltó, y anduvo."

Cuando este hombre supo la voluntad de Dios respecto a su enfermedad; cuando conoció el evangelio, y escuchó acerca de Jesucristo el sanador; entonces la fe se levantó en el y pudo recibir su sanidad.

En Juan 8:31-32 dice: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en el: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Al permanecer en la Palabra de Dios; al tomar tiempo para depositarla en nuestro interior; nos volvemos en verdaderos discípulos de Jesús.

Un discípulo es alguien que es enseñado por otro; una persona que recibe, guarda y hace las enseñanzas de su maestro.

Si estamos depositando las enseñanzas de la Palabra de Dios en nuestros corazones, conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres.

Conoceremos lo que Dios piensa de las enfermedades; conoceremos la actitud que tiene respecto a ellas; y, estaremos listos para recibir la sanidad que Dios ha provisto para nosotros.

La cura para la ignorancia es el conocimiento de la Palabra de Dios.

lunes, 20 de abril de 2009

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad - Parte 1

Porque Algunos No Llegan a Recibir su Sanidad

Aunque Dios ha provisto sanidad divina para todos, sin embargo no todos la reciben.

Incluso en el ministerio de Jesús, no todas las personas recibieron su sanidad.

En Marcos 6:1-6 nos da una clave de porque sucede esto: “Salió Jesús de allí y vino a su tierra, y le seguían sus discípulos. Y llegado el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndole, se admiraban, y decían: ¿De donde tiene este estas cosas? ¿Y que sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos? ¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Mas Jesús les decía: No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.”

En este pasaje vemos que Jesús no pudo hacer ningún milagro en Nazaret. Notemos que no dice que no quiso, sino dice que no pudo. La incredulidad de la gente impidió que Jesús pudiese hacer milagros.

Otra cosa para notar es que en griego la palabra que se usa para pocos enfermos, significa débiles o con enfermedades menores.

Jesús solo pudo sanar enfermedades menores, cosas como dolores de cabeza, resfriados o similares, debido a la incredulidad de la gente.

Lo mismo sucede hoy, la gente no recibe las bendiciones de Dios debido a su incredulidad.

En 1991 estaba predicando en el balneario de Ancón, al norte de Lima. A la hora de ministrar sanidad, me acerque a dos señores, pues, el Señor me dijo que ambas corrieran alrededor de la plaza donde era la campaña.

Me acerque a la primera y le pregunte que tenia; ella me dijo que artritis. Yo le dije que el Señor me había dicho que ella diese una vuelta alrededor de la plaza. Ella se fue corriendo, y mientras daba la vuelta, fue sanada completamente. Regresó a su asiento sana y sin dolor.

Luego me acerque a la segunda; me dijo que tenía un problema en el corazón. Le dije lo que Dios me había dicho, pero ella me miró y se empezó a sonreír; le volví a repetir, pero ella no quiso. Al final regreso a su asiento enferma. Su incredulidad impidió que Dios pudiera sanarla.

La incredulidad es conocer la voluntad de Dios pero negarse a obedecerla y actuar en ella.

En Hebreos 3:19 vemos que ese fue el motivo por el cual el pueblo de Israel que salió de Egipto no pudo entrar a la tierra prometida: “Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”

Para que la persona pueda recibir su sanidad, debe pasar de la incredulidad al actuar en la Palabra.

jueves, 16 de abril de 2009

Tres Pasos Para Recibir Tu Milagro - 3

PASO 3

DEBES HACER LA PALABRA DE DIOS

Mientras el cojo de Listra escuchaba el evangelio, la fe empezó a crecer en su corazón, y Pablo se dio cuenta de ello; por eso le dijo: “Levántate derecho sobre tus pies.” Y el cojo saltó y caminó.

Cuando escuchamos la Palabra de Dios es inevitable que la fe se produzca; y cuando la fe se produce siempre debemos tomar una acción que respalde nuestra fe.

En Santiago 2:17 dice: “Así también la fe si no tiene obras, es muerta en si misma.”

La Biblia amplificada lo cita así: “Así también la fe, si no tiene obras (hechos y acciones de obediencia que la respalden) se ha destituido ella sola de poder (esta inoperativa, muerta).”

La fe si no esta respaldada por medio de acciones correspondientes está destituida de poder, es inoperativa.

Una fe que no actúa en lo que cree, no podrá recibir nada de Dios.

SANTIAGO 1:21-25

21 Por lo cual desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante a un hombre que considera en un espejo su rostro natural.

24 Porque el se considera a sí mismo, y se va, y luego considera como era.

25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.

Es importante que leamos la Palabra, pero no es suficiente, debemos de hacerla.

Es interesante que Josué 1:8 dice: “para que guardes y hagas conforme a lo que en él está escrito.”

La Palabra no solo se oye, sino que se guarda y se hace.

Tu fe se demostrará a través de tus acciones correspondientes.

Si vamos a lo largo de la Biblia veremos que en cada milagro que Dios hizo se necesitó la acción de un hombre.

Veamos lo que pasó en las bodas de Caná:

JUAN 2:1-10

1 Al tercer día hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.

2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.

3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.

4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo mujer? Aún no ha venido mi hora.

5 Su madre dijo a los que le servían: HACED TODO LO QUE OS DIJERE.

6 Y estaban allí tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.

7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y LAS LLENARON HASTA ARRIBA.

8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y SE LO LLEVARON.

9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de donde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,

10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.

Es interesante ver lo que pasó en este milagro. El vino se había acabado, y la madre de Jesús se dio cuenta. María le dijo a Jesús que no había vino, y a los sirvientes: “Haced todo lo que él os dijere.”

Ella era consciente de que cualquier milagro requería una acción por parte alguien.

Así que Jesús les dijo: “Llenad las tinajas de agua.”

Miren esto, ellos necesitaban vino para la fiesta y Jesús les dijo que trajesen tinajas llenas de agua. Ellos las llenaron hasta arriba y se las trajeron a Jesús. Luego, Jesús les dio una nueva orden: “Sacad ahora, y llevadlo al maestresala.”

Era fácil llevar las tinajas con agua a Jesús; pero lo que Jesús les dijo ahora es que fuesen donde su jefe y les llevase esas tinajas.

En esa época, lo menos que les hubiera pasado por hacer una broma así era que los hubiesen botado del trabajo; los podían haber enviado a la cárcel, e incluso mandarlos ejecutar; pues, estaban jugando con la reputación del novio. Sin embargo, ellos fueron donde el maestresala, y mientras iban el agua se convirtió en vino.

Ellos actuaron sobre la base de las palabras de Jesús y recibieron un milagro.

No basta la fe, junto con la fe siempre viene el mandato de fe para actuar.

Cuando fui pastor en la ciudad petrolera de Talara; una vez llegó un joven a la casa a las diez de la noche.

El me dijo: “Pastor, déjeme quedarme en su casa, he tenido problemas y mis padres me han botado de la casa y me han dicho que no vuelva más.” Yo lo escuché, vino el mandato de fe a mi corazón y le dije: “Anda a tu casa, vas a ver que ellos te están esperando con los brazos abiertos.” Cuando llegó a su cuadra, escuchó que su padre le gritaba: “Hijo, ven.”Cuando lo escuchó pensó que su padre y sus hermanos se habían puesto de acuerdo conmigo para pegarle. Pero cuando se acerco a su padre, le pidió perdón por haberlo botado, y le dijo que volviese a la casa y se quedase con ellos.

Moisés experimentó este mandato de fe cuando salió de Egipto junto al pueblo de Israel.

El corazón de Faraón se había endurecido, y salió con todo su ejército a perseguir a los israelitas. En ese momento los israelitas no podían avanzar ni retroceder, pues tenían al Mar Rojo por delante y a los Egipcios por detrás. Por lo cual empezaron a quejarse. Veamos que sucedió después:

EXODO 14:13-16

13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca mas para siempre los veréis.

14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.

15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Porque clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.

16 y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar.

Vemos que Dios paró en seco la prédica de Moisés. Lo que Dios le estaba diciendo es: “Ya basta de palabras, Yo sé que tu crees, pero ya no es tiempo de creer, AHORA ES TIEMPO DE ACTUAR.”

Hay un tiempo para creer, y un tiempo para actuar. Si no actuamos en el momento que viene la fe, esa fe se convertirá en incredulidad y dureza de corazón.

Cuando viví en Estados Unidos, en 1982, asistía a una iglesia latina; es decir, asistía gente de varios países latinoamericanos. A la iglesia asistía una hermana que había tenido artritis durante varios años.

Un fin de semana fuimos a City of Faith; en Houston, Texas, donde ministraban los Hermanos Charles y Frances Hunter. Llevamos a la hermana, que sufrió durante todo el trayecto (unas seis horas).

Durante el servicio del domingo, la hermana paso a la fila de sanidad, y los Hermanos Hunter le dijeron que salga corriendo; y nosotros la vimos salir disparada como una bala, paso por el salón de la iglesia, bajo ñas escaleras, se fue corriendo por el jardín, y regreso tan rápidamente como salió.

Yo conocía a la hermana, cada domingo veía que difícilmente podía caminar con la ayuda de otros; y ahora la veía corriendo como si fuera una niña. La hermana había escuchado el mensaje, lo había creído, y cuando escuchó el mandato de fe, ella actuó en esa palabra y recibió su milagro.

Eso fue lo que hizo Moisés, cuando escuchó el mandato de fe extendió su vara y el mar se abrió en dos, los hijos de Israel pasaron en seco, pero los egipcios murieron ahogados (Exodo 14:21-28).

Si tu has ido a la Palabra, y la fe ha crecido en tu corazón, es el momento que actúes en ella. Tu recibirás las cosas que deseas de Dios.

Un último ejemplo de esto lo vemos en la pesca milagrosa.

LUCAS 5:1-7

1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.

2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido lavaban sus redes.

3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que le apartase de tierra un poco; Y SENTÁNDOSE, ENSEÑABA DESDE LA BARCA A LA MULTITUD (Pedro estaba ente la multitud oyendo la Palabra).

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.

5 Respondiendo Simón le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado, MAS EN TU PALABRA ECHARE LA RED (Esta respuesta indica que Pedro tenía fe para recibir un milagro).

6 Y HABIENDOLO HECHO (Esta fue la acción que trajo el milagro), encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.

7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Vemos que para conseguir este milagro, Pedro siguió los tres pasos:

Escuchó la predicación de Jesús; luego creyó, y en tercer lugar actuó en la Palabra de Dios.

Pedro le dijo a Jesús: “Yo soy una pescador, y sé que si no pesqué de noche, de día no lo voy a lograr, pero ya que tú lo dices, voy a creer en tu palabra y recibiré mi milagro.”

Y cuando Pedro actuó, él recibió la mayor pesca de su vida.

Esto fue lo que hizo también el cojo de Listra, escuchó a Pablo predicar el evangelio, tuvo fe para ser sanado, y cuando escuchó el mandato de fe, él salto y caminó.

Ese día él hizo lo que no había podido hacer en toda su vida, empezó a caminar como un hombre normal.

Tú también puedes recibir tu milagro hoy, ¿Estás listo para recibirlo? Solo recuerda:

1. Debes oír lo que la Palabra de Dios dice respecto a tu necesidad específica; buscando los versos que ofrezcan lo que necesitas.

2. Debes tener fe en esa Palabra específica; es inevitable que la fe venga si es que estás oyendo una y otra vez los versos que te ofrezcan responder la necesidad.

3. Debes actuar en la Palabra de Dios; cuando la fe llega a tu corazón, tu sabrás que hacer, al hacerlo vendrá tu milagro.

Al seguir estos tres pasos tendrás el milagro que deseas de Dios.

sábado, 4 de abril de 2009

Tres Pasos Para Recibir Tu Milagro - 2

Paso 2
Debes Tener Fe Que Recibirás Lo Que Deseas De Dios

Lo segundo que hizo el cojo fue tener fe para recibir su sanidad.

Al oír el evangelio, algo se produjo en su interior; él supo que la sanidad estaba disponible para él, y esa verdad lo hizo libre.

ROMANOS 10:13-17
13 Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?
15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas (el evangelio)!
16 Mas no todos obedecieron el evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído nuestro anuncio?
17 ASI QUE LA FE ES POR EL OIR, Y EL OIR, POR LA PALABRA DE DIOS.

Esto fue lo que se produjo en este cojo cuando escuchó el evangelio, la fe.

Cada vez que oímos la Palabra de Dios la fe empieza a producirse en nuestro corazón.

Esto fue lo que le pasó a este hombre, mientras Pablo iba predicando la Palabra de Dios, algo empezó a producirse en su corazón. Algo que fue tan evidente, que el mismo apóstol Pablo se dio cuenta.

Cada vez que vamos a la Palabra de Dios de una manera continua, la revelación de la verdad empieza a crecer en nosotros, y juntamente con ella llega la fe para hacernos libres y traer las cosas que necesitamos.

Esto es lo que ocurre cuando nacemos de nuevo. El día que recibí a Jesús, una persona me predicó el evangelio, mientras escuchaba la fe empezó a crecer en mi corazón, y cuando me preguntó si quería recibir a Jesús, yo le dije que sí.

Ese es el proceso de la fe, cada vez que oímos la Palabra de Dios, la fe es producida en nuestro corazón.

Un día estaba compartiendo con un hermano en la calle, y él me preguntó que debía hacer para recibir el Bautismo del Espíritu Santo.

Le empecé a mostrar los casos a lo largo de Hechos (2:1-4, 8:13-17, 10:44-47, 19:1-7) de personas que lo habían recibido.

Le mostré en la escritura, que toda persona que recibe el Bautismo del Espíritu Santo, habla en lenguas.

Al compartirle eso la fe empezó a crecer en su corazón, y apenas le impuse las manos, empezó a hablar en otras lenguas.

He tenido el mismo resultado cada vez que le he compartido la Palabra de Dios ha alguna persona, específicamente acerca de su necesidad.

En Gálatas 6:7 dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

Por eso, cada vez que sembramos la Palabra de Dios en nuestro corazón la fe crece para poder recibir las cosas que deseamos de Dios.

Esto fue lo que pasó con el cojo de Listra; cuando Pablo predicó el evangelio, en el cual está incluida la sanidad física, la fe creció en el hombre para que pueda recibir su sanidad.

Recuerda lo segundo que debes hacer es tener fe en la Palabra de Dios.

miércoles, 1 de abril de 2009

Tres Pasos Para Recibir Tu Milagro - 1

Introducción

Y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamas había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenia fe para ser sanado, dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.”
- Hechos 14:7-10

En esta enseñanza veremos que debemos hacer para recibir un milagro de Dios.

Siguiendo los pasos que siguió este hombre de Listra, podremos también nosotros recibir el milagro que necesitamos de Dios.


Paso 1
Debes Oír lo que Dios Hará por Ti

Nuestra historia empieza con Pablo y Bernabé predicando el evangelio en la ciudad de Listra, la cual quedaba en la provincia de Licaonia.

¿Qué cosa es el evangelio? En primer lugar el evangelio significa buenas noticias.

Pablo y Bernabé estaban predicando buenas noticias a la gente de Listra.

En Marcos 16:15 Jesús le dijo a sus discípulos: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo, mas el que no creyere será condenado.”

La primera buena noticia del evangelio es que ya no tenemos que ir al infierno, porque Jesús pagó el precio de nuestro pecado en la cruz; lo único que debemos hacer es creer en el evangelio.

En Lucas 4 Jesús nos dice en que consiste el evangelio:

LUCAS 4:18-19
18 El Espíritu del Señor está sobre mi, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;
19 a predicar el año agradable del Señor.


¿Cuáles son las buenas noticias para los pobres?

Que ya no tienen que vivir mas en pobreza porque nuestro Dios suple todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús; además nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos y él desea que prosperemos en todas las cosas así como prospera nuestra alma (Filipenses 4:19, 1 Timoteo 6:17, 3 Juan 2).

El mundo esta acostumbrado a la pobreza y la escasez, pero Dios tiene otros planes para ti, ¡El quiere bendecirte abundantemente!

¿Cuáles son las buenas noticias para los quebrantados de corazón? Que Dios quiere sanarlos.

Como dice en Mateo 11:28-30: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”

Jesús es nuestra paz, cuando estamos pasando por tiempos difíciles, El es quien trae reposo y consuelo a nuestras almas.

¿Cuáles son las buenas noticias para los cautivos? Que ya no tienen que estar mas tiempo atados por el diablo; Jesús en la cruz derrotó al diablo y nos dio autoridad sobre él.

En 1Juan 4:4 dice: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.”

El mayor vive en ti; ya no tienes porque estar viviendo más con temor al diablo; porque el Dios que está en nosotros es mayor que el diablo que está en el mundo.

Sin embargo, mucha gente es como el hermano que pasó corriendo a toda velocidad, un amigo lo detuvo y le preguntó: “¿Qué estas haciendo?” Y el hermano le contestó: “Estoy haciendo correr al diablo.”

Su amigo lo felicitó, pero el hermano le dijo: “Si, estoy haciendo correr al diablo, yo corro y el me persigue.”

En Santiago 4:7 dice: “Someteos a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros.”

No eres tu quien debe correr del diablo, es el diablo el que debe correr de ti.

¿Cuáles son las buenas noticias para los ciegos? Son dos cosas, en primer lugar nos habla de la ceguera física. Parte del evangelio es la sanidad divina; y además en los evangelios se ven muchas sanidades de ciegos.

Pero este pasaje además nos habla de la ceguera espiritual.

En Juan 8:12 Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de vida.”

La buena noticia para el ciego, es que ya no tiene que andar en las tinieblas del pecado.

Ahora podemos caminar en la luz de la Palabra de Dios, siendo guiados por el Espíritu Santo, sabiendo que somos hijos de Dios.

En 1 Juan 1:5-7 dice: “Este es el mensaje que hemos oído de él: Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

Al caminar en luz, tenemos la seguridad de que nuestros pecados están siendo perdonados.

Como dice en 1 Pedro 2:9-10: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero que ahora habéis alcanzado misericordia.”

Tenemos la luz de Dios en nosotros por haber recibido a Jesucristo, la luz del mundo, en nuestros corazones.

Esa es la luz que recibimos los ciegos, ya no tenemos porque vivir mas tiempo en el pecado. Solo debemos recibir a Cristo para que esa luz empiece a brillar en nuestros corazones.

¿Cuáles son las buenas noticias para los oprimidos? Que pueden ser libres de toda opresión del diablo.

HECHOS 10:38
38 Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


En este pasaje vemos que la enfermedad es una opresión del diablo; de la cual Jesús vino a sanarnos.

Esto es lo que Pablo y Bernabé estaban predicando en Listra ese día. Y esas son las cosas que el paralítico de Listra estaba oyendo

El empezó a ver que no tenía que estar mas tiempo enfermo, un cambió empezó a producirse en su interior.

Si tu quieres un milagro en tu vida lo primero que tienes que hacer es ver lo que el evangelio puede producir por ti.

En Josué 1:8 dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”

El éxito en la vida cristiana se encuentra en la Palabra de Dios.

En 1 Juan 5:14-15 dice: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que le pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.”

La clave para la oración respondida es orar de acuerdo a la voluntad de Dios, ¿y dónde encontramos su voluntad? En la Biblia.

Dios nunca responderá una oración a menos que esté basada en Su Palabra.

Por ese motivo es que debemos llenarnos cada día de la Palabra. Debemos colocarla una y otra vez en nuestro corazón para poder disfrutar de las bendiciones que Dios ha provisto para nosotros.

En Marcos se encuentra la historia del leproso que se acercó a Jesús.

MARCOS 1:40-42
40 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla le dijo: Si quieres puedes limpiarme.
41 Y Jesús, teniendo misericordia él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, se limpio.
42 Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y le dejó.


Aquí podemos ver a este leproso, que había oído acerca de los milagros y las sanidades de Jesús, pero no sabía si quería sanarlo.

El no conocía cual era la voluntad de Dios en su caso; pero Jesús en el verso 41 le dijo cual era Su voluntad respecto a su enfermedad. Le dijo: “Quiero se limpio.”

En Juan 8, Jesús nos habla acerca de conocer la voluntad de Dios.

JUAN 8:31-32
31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.


La Palabra de Dios es la voluntad de Dios que nos hace libres.

Cuando el leproso escuchó las palabras de Jesús, él supo que la voluntad de Dios era sanarlo. Supo que no iba a tener que volver a vivir atado por la lepra, y le fue fácil recibir de Dios.

Al ir de manera constante a la Palabra de Dios, conocerás la voluntad de Dios respecto a la situación que estás enfrentando, y podrás recibir las cosas que necesitas de Dios.

Eso fue lo que hizo el cojo de Listra (Este oyó hablar a Pablo); y es lo que va ha tener que hacer tu, si quieres recibir tu milagro de Dios.

martes, 24 de marzo de 2009

Como Ministrar Sanidad Divina a Otros - Parte 8

Tercera Parte
Enséñale a la Persona que Jesús ya lo Sanó


Lo tercero que debes de hacer es decirle a la persona que Jesús ya lo ha sanado

Debes decirle a la persona lo que Jesús ya hizo por el: que tomó sus enfermedades, sufrió sus dolores y que por sus llagas ya fue sanado.

Ahora que ya sabes esto, debes de transmitirlo a otras personas.

Tengo un amigo que hace varios años empezó su ministerio de sanidad y que se le murieron las 20 primeras personas por las que oró.

Después de estas 20 personas muertas el hermano estaba completamente desanimado: "Señor, ¿no me mandaste acaso a orar por los enfermos?"

"Si," le dijo el Señor; y el hermano le respondió: "¿Y por qué se mueren? Ahora los hermanos me están llamando el Dr. Mortis, todos se están burlando de mi, dicen que si voy a orar es muerte segura, ¿que pasa Señor?".

Y el Señor le respondió: "¿Qué haces cuando vas donde los enfermos?"

"Bueno Señor, yo simplemente voy a visitar al enfermo al hospital, le digo que voy a orar por él, le impongo las manos y me voy".

El Señor le dijo: "Mira hijo, estás haciendo mal, mi Palabra dice que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios, el enfermo no tiene fe para recibir su sanidad y por eso se muere. Lo que tienes que hacer enseñarle lo que la Biblia dice de la sanidad, luego le preguntas si quiere ser sanado, y al final lo ministras para que reciba la sanidad, y así será sanado."

Lo volvieron a llamar al hermano para que ministre a un enfermo grave, así que el hermano fue e hizo lo que el Señor le había dicho.

Le explicó lo que la Biblia dice en Isaías 53:4-5, Mateo 8:17 y Primera de Pedro 2:24, donde dice que Jesús tomó nuestras enfermedades, sufrió nuestros dolores y que por sus llagas fuimos curados; después de eso le preguntó si quería recibir su sanidad, como el enfermó dijo que si, el hermano lo ministró y el enfermo fue sanado inmediatamente.

A partir de entonces el ministerio del hermano cambió completamente y hasta hoy la gente sigue siendo sanada a través de su ministerio.

El hermano había aprendido una gran verdad, debemos enseñarle a la gente la Palabra de Dios.

Cuando estudiaba en el Centro de Entrenamiento Bíblico formaba parte de un grupo de evangelismo que visitaba los hospitales los martes, jueves y sábados.

Íbamos a visitar a los enfermos, les ministrábamos la Palabra y orábamos por ellos; y muchas veces cuando regresábamos al hospital ya no se encontraban los enfermos, estaban sanos.

En un día común sucedía lo que me pasó una vez.

La hora de visita en el hospital era de 2 a 4 de la tarde; así que cuando terminaba el horario de visita nos escondíamos en los baños, las escaleras o cualquier sitio, y de ahí empezábamos a visitar cuarto por cuarto a los enfermos.

Un día teníamos que ir a cuidados intensivos, un enfermero tenía a su tía en estado de coma así que me hizo pasar junto con una hermana.

Llegamos donde la tía, y oramos para que salga del coma, y la mujer de unos 80 años, salió del coma y nos preguntó: "¿Dónde estoy?"

Unos pacientes del otro cuarto nos llamaron cuando vieron lo que pasó y nos dijeron que querían recibir lo que la señora había recibido; les compartimos de la sanidad divina, lo que Cristo hizo por ellos y los ministramos, uno de los dos que no podía caminar empezó a caminar y la otra persona que tenía un tumor en la pierna, sentí como se disolvía en mis manos.

Vinieron entonces los doctores y nos sacaron del pabellón.

En esa época no estaba en el ministerio a tiempo completo, solo era un simple creyente, compartiendo la Palabra de Dios y ministrando a otros.

Todos los creyentes podemos ministrar a otras personas.

Tú puedes orar por los enfermos, Dios quiere usarte a ti; a ti que estás ungido, a ti que tienes la autoridad, a ti que sabes que eres sano por las llagas de Jesús.

En Marcos 16:17 Jesús dijo: "Pondrás las manos sobre los enfermos y se sanarán". En Santiago 5:4-5 dice que también podemos ungir a los enfermos con aceite en el nombre del Señor porque la oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará.

Hay muchos métodos para ministrar a los enfermos, el asunto es si es que tú estás dispuesto a creer y hacer la Palabra de Dios, los milagros empezarán a ocurrir en tu vida.

Solo tienes que atreverte.

No debemos estar con la actitud que dice: ¿Y si no sana? ¿Y si no pasa nada? Mejor que el pastor ore.

Yo empecé a orar por los enfermos cuando ni siquiera soñaba que sería pastor, era un simple miembro de la iglesia. En realidad, yo empecé a predicar cuando recién me había convertido. Era un joven de 17 años que predicaba de persona a persona.

Un joven o adulto cualquiera lo puede hacer.

La edad no interesa, una vez escuché a un señor de 60 años que se convirtió y dijo: "60 años serví al diablo, 60 años serviré a Dios". y se puso a predicar por todos lados.

Nosotros ya hemos sido sanados por las llagas de Jesús, ahora nos corresponde a nosotros ministrar la sanidad.

Ahora nos toca a nosotros ir y ministrar a los enfermos.

viernes, 20 de marzo de 2009

Como Ministrar Sanidad Divina a Otros - Parte 7

Si dice que Él sufrió nuestros dolores, llevó nuestras enfermedades y por sus llagas fuimos curados, ¿cómo es eso de que Él me sanará algún día?

Dios ve las cosas en tiempo pasado y la gente ve las cosas en tiempo futuro.

Porque la sanidad está apuntando siempre a la cruz; nuestra sanidad está apuntando siempre a la cruz que fue el día que el precio fue pagado.

Ese día Jesús llevo tu enfermedad; ese día sufrió tu dolor, ese día por su llaga fuiste tú curado.

Así que el punto no es que Dios te va a sanar sino recibir lo que ha sido pagado, lo que ha sido cancelado, lo que Cristo ya hizo.

Jesús ya pagó el precio de tu sanidad, tu sanidad ya esta provista. Ya está disponible para ti.

Mucha gente recibe su sueldo a través del banco; es decir, los empleadores colocan el sueldo de su personal a través de un banco para que ellos lo retiren en la fecha indicada.

En quincena o fin de mes, o en la fecha acordada el dinero es depositado en el banco a nombre del empleado.

El dinero ya está dispuesto, la persona solo debe ir al banco, o al cajero automático del banco y retirar su sueldo.

Ahora, ese dinero no será tuyo, el dinero ya es tuyo, lo único que haces es retirar lo que te pertenece.

Si no quieres cobrarlo ese dinero sigue en el banco, sigue estando disponible para ti porque es tuyo, sencillamente has decidido no retirarlo.

Del mismo modo ya fue el día del pago; Jesús ya pagó el precio por nuestra sanidad hace 2,000 años; nuestra sanidad ya fue depositada en el banco celestial, de nosotros depende acercarnos y retirar lo que ya fue depositado para nosotros.

A los ojos de Dios el pago ya fue hecho, nosotros ya fuimos sanados por las llagas de Jesús.

La sanidad ya es tuya, no tienes que trabajar para obtenerla, ya está dispuesta para ti.

Puede que estés sufriendo, puede que tengas una enfermedad, pero en el banco de Dios ya está provista tu sanidad.

Solo tienes que recibirla.

Pero el problema es que mucha gente no la recibe porque no sabe que ya está dispuesta para ella.

Algunas personas dicen: "Dios me va a sanar si es su voluntad, si Dios quiere sanarme el conoce mi casa, conoce mi teléfono y hasta mi correo electrónico. Así que Él puede venir y avisarme".

No es así, Dios ya te sanó, solo vas a recibir lo que ya es tuyo; vas a recibir lo que ya te pertenece.

¿Te acuerdas que el Espíritu Santo es las arras de nuestra herencia?

La arras sencillamente son el pie o anticipo que garantiza que lo que compras ya es tuyo.

Cuando compras un auto o una casa al crédito das un anticipo, das la inicial, lo cual garantiza que el auto o la casa ya es tuya.

Te dan el título de propiedad y ya puedes subirte al auto o entrar a la casa y empezar a disfrutar de lo que ya es tuyo.

Del mismo modo, la garantía de tu herencia ya te fue entregada.

La sanidad ya te fue dada, es tuya, es parte de tu herencia, solo tienes que recibir lo que te pertenece; y como tu sabes que te pertenece también puedes compartirlo con otras personas.

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