Si dice que Él sufrió nuestros dolores, llevó nuestras enfermedades y por sus llagas fuimos curados, ¿cómo es eso de que Él me sanará algún día?
Dios ve las cosas en tiempo pasado y la gente ve las cosas en tiempo futuro.
Porque la sanidad está apuntando siempre a la cruz; nuestra sanidad está apuntando siempre a la cruz que fue el día que el precio fue pagado.
Ese día Jesús llevo tu enfermedad; ese día sufrió tu dolor, ese día por su llaga fuiste tú curado.
Así que el punto no es que Dios te va a sanar sino recibir lo que ha sido pagado, lo que ha sido cancelado, lo que Cristo ya hizo.
Jesús ya pagó el precio de tu sanidad, tu sanidad ya esta provista. Ya está disponible para ti.
Mucha gente recibe su sueldo a través del banco; es decir, los empleadores colocan el sueldo de su personal a través de un banco para que ellos lo retiren en la fecha indicada.
En quincena o fin de mes, o en la fecha acordada el dinero es depositado en el banco a nombre del empleado.
El dinero ya está dispuesto, la persona solo debe ir al banco, o al cajero automático del banco y retirar su sueldo.
Ahora, ese dinero no será tuyo, el dinero ya es tuyo, lo único que haces es retirar lo que te pertenece.
Si no quieres cobrarlo ese dinero sigue en el banco, sigue estando disponible para ti porque es tuyo, sencillamente has decidido no retirarlo.
Del mismo modo ya fue el día del pago; Jesús ya pagó el precio por nuestra sanidad hace 2,000 años; nuestra sanidad ya fue depositada en el banco celestial, de nosotros depende acercarnos y retirar lo que ya fue depositado para nosotros.
A los ojos de Dios el pago ya fue hecho, nosotros ya fuimos sanados por las llagas de Jesús.
La sanidad ya es tuya, no tienes que trabajar para obtenerla, ya está dispuesta para ti.
Puede que estés sufriendo, puede que tengas una enfermedad, pero en el banco de Dios ya está provista tu sanidad.
Solo tienes que recibirla.
Pero el problema es que mucha gente no la recibe porque no sabe que ya está dispuesta para ella.
Algunas personas dicen: "Dios me va a sanar si es su voluntad, si Dios quiere sanarme el conoce mi casa, conoce mi teléfono y hasta mi correo electrónico. Así que Él puede venir y avisarme".
No es así, Dios ya te sanó, solo vas a recibir lo que ya es tuyo; vas a recibir lo que ya te pertenece.
¿Te acuerdas que el Espíritu Santo es las arras de nuestra herencia?
La arras sencillamente son el pie o anticipo que garantiza que lo que compras ya es tuyo.
Cuando compras un auto o una casa al crédito das un anticipo, das la inicial, lo cual garantiza que el auto o la casa ya es tuya.
Te dan el título de propiedad y ya puedes subirte al auto o entrar a la casa y empezar a disfrutar de lo que ya es tuyo.
Del mismo modo, la garantía de tu herencia ya te fue entregada.
La sanidad ya te fue dada, es tuya, es parte de tu herencia, solo tienes que recibir lo que te pertenece; y como tu sabes que te pertenece también puedes compartirlo con otras personas.
Dios ve las cosas en tiempo pasado y la gente ve las cosas en tiempo futuro.
Porque la sanidad está apuntando siempre a la cruz; nuestra sanidad está apuntando siempre a la cruz que fue el día que el precio fue pagado.
Ese día Jesús llevo tu enfermedad; ese día sufrió tu dolor, ese día por su llaga fuiste tú curado.
Así que el punto no es que Dios te va a sanar sino recibir lo que ha sido pagado, lo que ha sido cancelado, lo que Cristo ya hizo.
Jesús ya pagó el precio de tu sanidad, tu sanidad ya esta provista. Ya está disponible para ti.
Mucha gente recibe su sueldo a través del banco; es decir, los empleadores colocan el sueldo de su personal a través de un banco para que ellos lo retiren en la fecha indicada.
En quincena o fin de mes, o en la fecha acordada el dinero es depositado en el banco a nombre del empleado.
El dinero ya está dispuesto, la persona solo debe ir al banco, o al cajero automático del banco y retirar su sueldo.
Ahora, ese dinero no será tuyo, el dinero ya es tuyo, lo único que haces es retirar lo que te pertenece.
Si no quieres cobrarlo ese dinero sigue en el banco, sigue estando disponible para ti porque es tuyo, sencillamente has decidido no retirarlo.
Del mismo modo ya fue el día del pago; Jesús ya pagó el precio por nuestra sanidad hace 2,000 años; nuestra sanidad ya fue depositada en el banco celestial, de nosotros depende acercarnos y retirar lo que ya fue depositado para nosotros.
A los ojos de Dios el pago ya fue hecho, nosotros ya fuimos sanados por las llagas de Jesús.
La sanidad ya es tuya, no tienes que trabajar para obtenerla, ya está dispuesta para ti.
Puede que estés sufriendo, puede que tengas una enfermedad, pero en el banco de Dios ya está provista tu sanidad.
Solo tienes que recibirla.
Pero el problema es que mucha gente no la recibe porque no sabe que ya está dispuesta para ella.
Algunas personas dicen: "Dios me va a sanar si es su voluntad, si Dios quiere sanarme el conoce mi casa, conoce mi teléfono y hasta mi correo electrónico. Así que Él puede venir y avisarme".
No es así, Dios ya te sanó, solo vas a recibir lo que ya es tuyo; vas a recibir lo que ya te pertenece.
¿Te acuerdas que el Espíritu Santo es las arras de nuestra herencia?
La arras sencillamente son el pie o anticipo que garantiza que lo que compras ya es tuyo.
Cuando compras un auto o una casa al crédito das un anticipo, das la inicial, lo cual garantiza que el auto o la casa ya es tuya.
Te dan el título de propiedad y ya puedes subirte al auto o entrar a la casa y empezar a disfrutar de lo que ya es tuyo.
Del mismo modo, la garantía de tu herencia ya te fue entregada.
La sanidad ya te fue dada, es tuya, es parte de tu herencia, solo tienes que recibir lo que te pertenece; y como tu sabes que te pertenece también puedes compartirlo con otras personas.
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