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miércoles, 27 de agosto de 2008

Tercera Tradición: Pablo Tenía Un Aguijón en la Carne

5 Tradiciones que se Levantan en Nuestro Camino a la Sanidad

Tercera Tradición
Pablo Tenía Un Aguijón en la Carne

Esta es una favorita de la gente religiosa.

2 Corintios 12:7-10
7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;
8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.
9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.


El pensamiento que Pablo tenía una enfermedad que Dios no quiso sanar es sostenido ampliamente. Esta enseñanza ha guiado a que muchos crean que la voluntad de Dios debe ser que muchos de sus hijos estén enfermos. Esto ha tenido a muchos atados cuando deberían estar libres.

Una creencia común es que Pablo sufría una dolencia en los ojos que lo tenía casi ciego. La Biblia declara que el Señor Jesús se le apareció en visión a Ananías y lo envió a imponerle las manos a Saulo para que reciba la vista (Hechos 9:12-17). El siguiente verso dice que Dios lo sanó. El concluir que Pablo tenía un problema en los ojos debido a su breve ceguera sería rebajar la obra de Dios.

Cuando Pablo, camino a Roma, estuvo en la isla de Malta, le predicó a la gente y les hablo de la obra redentora de Dios. Si sus ojos hubieran estado llenos de pus, como dicen algunos, ¿hubieran creído estas personas en Dios por su sanidad? Mas la Biblia dice que Pablo impuso sus manos sobre ellos y fueron sanados.

Es verdad que Dios permitió que Pablo tuviese ese “aguijón de la carne,” pero no fue obra de Dios. La Biblia dice que “fue permitido un mensajero de Satanás para abofetearle.” La Biblia no dice que este aguijón de la carne fuese una enfermedad.

Note como se usa esta expresión “aguijón de la carne” en otros lugares de la Biblia. Antes que los hijos de Israel fuesen a la tierra de Canaán, Dios les dijo que destruyesen a los habitantes de esa nación, los cananitas, porque si no lo hacían, les darían problemas a los hijos de Israel, serían un aguijón en su costado. No se habla de enfermedad (Números 33:55).

El aguijón de Pablo tampoco fue una enfermedad; fue un mensajero de Satanás enviado para abofetearlo. En cada lugar donde iba Pablo, el diablo levantaba antagonismo contra Pablo.

Pablo escribió las muchas veces que fue apedreado, azotado y dejado por muerto. Escribió las veces que fue puesto en la cárcel y que incluso luchó con leones. A pesar de ello, en todos sus escritos donde habla acerca de persecuciones y tribulaciones nunca incluye enfermedades. En ningún lugar de la Biblia encontramos que en algún momento de su ministerio Pablo estuviese incapacitado por enfermedad.

¿Por qué permitió Dios que este aguijón en la carne abofetee a Pablo? La Biblia dice que fue para que Pablo no desarrolle orgullo debido a las visiones y revelaciones que había tenido.

Por eso, antes que escuches a alguien declarar que tiene un aguijón en la carne, sería bueno que le preguntes cuantas visiones y revelaciones ha tenido. Muchos de los que piensan que tienen un aguijón en la carne no han tenido ningún tipo de revelación o visión. En su ignorancia y duda lo único que hacen es permitirle a Satanás que los derrote y los mantenga lejos de las bendiciones de Dios.

Sin embargo, hay algunos que tienen un aguijón en la carne en algunas de las formas que tuvo Pablo, porque el diablo esta siempre para levantarle problemas y obstaculizar la obra que están haciendo para Dios. Pero noten que Dios dijo: “Bástate mi gracia.” La gracia de Dios nos da poder para levantarnos por encima de las bofetadas del diablo.

martes, 12 de agosto de 2008

5 Preguntas Acerca de la Sanidad Divina

1. ¿Como es posible tengas fe para recibir sanidad divina, siendo que la fe es la certeza de la voluntad de Dios, cuando no tienes certeza de que Su voluntad es que seas sanados porque crees que posiblemente Dios es el autor de tu enfermedad?

2. Si crees que tu la enfermedad es la obra de Dios, ¿por qué vas al medico? Esa ayuda medica, ¿no representaría la rebeldía en contra de la obra de Dios en tu vida? Si no tienes certeza sino que crees esta enfermedad es la voluntad de Dios para tu vida, ¿No seria mejor quedarte enfermo en casa y morir? Pero comosi decides ir al doctor, ¿no estarías huyendo de la voluntad perfecta de Dios para tu vida?

3. Si las enfermedades representan de vez en cuando la voluntad de Dios, ¿por qué es que Dios dio dones de sanidades a la iglesia, el poder de hacer milagros, los dones de fe, la comisión para sanar a los enfermos en el mundo y la manera para sanar a los enfermos en la iglesia?

4. ¿Por que Jesús sanaba a TODOS los enfermos que venían a El, y vino para deshacer las obras del ENEMIGO si las enfermedades representan de vez en cuando la obra de DIOS? ¿Es que Jesús sanó a algunos por error?

5. Por que un papá en nuestras culturas, si enferma a su hijo con cáncer u otra enfermedad, lo mandan a la cárcel, pero si Dios supuestamente manda el cáncer a uno de Sus hijos eso representa una bendición y le debemos darle la gloria?

sábado, 19 de julio de 2008

5 Tradiciones Que Se Levantan en Nuestro Camino a la Sanidad - Parte 1

Marcos 7:5
5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?
6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.
7 Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
9 Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.

Unos de los mayores obstáculos para recibir la sanidad vienen de las tradiciones de los hombres.

Estos obstáculos no solo vienen de la tradición, sino también de las supersticiones, y de la mala interpretación de las Escrituras.

Para poder quitar estos obstáculos que nos impiden recibir sanidad, veamos algunos de las más conocidas.


Primera Tradición
Dios Enferma a las Personas

Algunas personas dicen que el Antiguo Testamento declara que Dios envía enfermedades sobre la gente.

Los que dicen esto citan Éxodo 15:26 donde dice: “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.”

Otros versos similares son Isaías 45:7 que dice: “Que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad (otras versiones dicen “creo el mal” y otras “creo la desgracia”). Yo Jehová soy el que hago todo esto.” Y en Miqueas 1:12 dice: “Porque los moradores de Marot anhelaron ansiosamente el bien; pues de parte de Jehová el mal había descendido hasta la puerta de Jerusalén.”

Es obvio que estos pasajes de la Versión Reina Valera no nos dan el verdadero significado del manuscrito original en idioma hebreo. Sabemos que Dios no crea las tinieblas; y que el mal no viene del cielo. Dios solo permite el mal, no lo crea.

El mal no puede venir del cielo, porque ahí no hay mal. Dios permitió que venga, pero no lo creó. Tampoco creó la enfermedad. Solo permite que venga como resultado de la desobediencia del hombre.

Como decía John Alexander Dowie: "La enfermedad es el asqueroso engendro de su padre el diablo y su madre el pecado."

La clave para estas dificultades en el idioma consiste en el hecho de que el verbo activo en hebreo ha sido traducido en el sentido causativo cuando debería haber sido traducido en el sentido permisivo.

El Dr. Robert Young, en su Concordancia Analítica de la Biblia, quien fue un eminente erudito del idioma hebreo, señala este error en su libro Sugerencias y Ayudas para la Interpretación Bíblica. Dice que Éxodo 15:26 se traduce literalmente: “Ninguna enfermedad, que yo permití que sean traídas sobre los egipcios, permitiré que sean enviadas sobre ti, porque yo soy el Señor que te sana.”

Otros piensan que Dios enfermó a Job; deberían leer un poco su Biblia y darse cuenta que no fue así, Dios no lo hizo, solo lo permitió, el diablo fue quien lo hizo.

Debemos tener en cuenta lo que dice en Hechos 10:38: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” Este importante verso demuestra que Jesús es el sanador, y Satanás el opresor.

No existe ningún caso en la Biblia en que Dios ó Jesús hayan puesto enfermedad sobre alguien

Cuando Dios le mandó a Moisés que vaya a Egipto para sacar al pueblo de Israel de la esclavitud, le dijo que le pida al faraón que libere a Su pueblo. Dios no quería enviar plagas sobre el pueblo egipcio.

Pero cuando faraón endureció su corazón, Dios retiró su mano protectora y permitió que las plagas arrasaran la tierra de Egipto. Cuando fue permitida la plaga final, que era la muerte, el mensajero del infierno. La muerte salió y destruyó al primogénito de cada familia egipcia. Solo entonces el faraón se sintió obligado a ceder y dejar que se fueran los hijos de Israel.

¿De dónde vino la muerte? ¿Del cielo? ¿Hay muerte en el cielo? Por supuesto que la respuesta es no. La muerte nunca ha entrado ni entrará ahí. Jamás habrá muerte en el cielo.

¿Habrá venido la muerte de Dios? No, el no es el autor de la muerte, sino de la vida. Dios odia la muerte.

¿De donde viene, entonces, la muerte? De Satanás, quien tiene el imperio de la muerte. “Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al Diablo” (Hebreos 2:14).

La ley del pecado y de la muerte es la ley del diablo. La ley de Dios es la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús. En Romanos 8:2 dice: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”

Tenemos la promesa que cuando Jesús regrese este último enemigo será puesto bajo sus pies. Cristo vino para destruir “al que tenía el imperio de la muerte.” Satanás aún no está destruido, pero será puesto en el abismo por mil años luego del retorno de Jesús. Luego, en el fin de todas las cosas, será puesto en el lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:10).

La plaga de la muerte recién vino sobre Egipto cuando Dios retiró su mano protectora y la permitió. Sin embargo, su permiso no debe ser confundido con mandato. Dios les permite a las personas abrir cantinas y discotecas, pero no les manda que lo hagan. Permite que la gente mate y robe pero no les manda hacerlo. Hay una gran diferencia entre permiso y mandato.

Pedro declaró en Pentecostés que Cristo fue crucificado por hombres malvados: “A este. . . prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole” (Hechos 2:23). Esto fue la obra de Satanás por medio de sus hijos.

En Juan 8:44 Jesús dijo: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.” Los fariseos fueron quienes enardecieron al sumo sacerdote y al concilio. Eran el diablo y sus hijos. Dios lo permitió, pero no fue su obra.

El hecho de que Dios permita la iniquidad no significa que la gente tenga que pecar, como tampoco que la gente se ponga en contra de Cristo. Muchos lo están crucificando nuevamente al rechazarlo. Sin embargo, Dios no les mandó que lo rechacen; solo les permite hacer su propia elección, porque el hombre tiene libre albedrío para aceptarle o rechazarle.


domingo, 13 de julio de 2008

La Enfermedad NO ES una Bendición

Esta es un área donde la mayoría de los cristianos son engañados. Muchos creen que Dios es el que los enferma. Muchos han muerto diciendo: “Dios me ha enviado esta enfermedad para enseñarme algo.” No se dan cuenta que le están cerrando la puerta a su sanidad.

Conocí a un pastor, muy amado por la gente, tenia unos cuarenta años, pero había estado muchos años en la obra. Un día se enfermo de cáncer, la gente se acercaba para compartirle y ministrarlo, pero él decía: “Dios me ha enviado esta enfermedad para enseñarme algo.” Nunca supimos que cosa le quiso enseñar Dios porque partió a la presencia del Señor. Este pastor se dejo engañar por el diablo y eso le costo la vida.

Otros dicen: “Estoy sufriendo para la gloria de Dios.” La enfermedad no glorifica a Dios.

En Juan 11:1-45 se ve la historia de la resurrección de Lázaro. En los versos 3 y 4 dice: “Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas esta enfermo. Oyéndolo Jesús dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado en ella.” ¿Qué cosa era la que iba a traer la gloria Dios?

Cuando Jesús llegó a Betania encontró que Lázaro había muerto hacia cuatro días. En el verso 33 vemos la actitud de la gente: “Jesús entonces, al verla llorando (a María), y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió.” Notemos que la gente no estaba dando gloria a Dios por lo que pasó, sino que lloraba llena de dolor.

En el verso 37 vemos lo que dijeron algunos judíos: “Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?” Ahora las personas no solo estaban tristes sino que murmurando de Jesús, ¿eso es darle gloria a Dios?

En los versos del 38 al 45 vemos lo que realmente trae la gloria a Dios: “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tu me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle ir. Entonces muchos judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.”

Lo que trajo gloria a Dios y que la gente creyera en Jesús fue la resurrección de Lázaro.

Además notemos la pregunta que Jesús le hizo a María: “¿No te he dicho que si crees, veras la gloria de Dios?” ¿En que tenia que creer María para ver la gloria de Dios? ¿En la enfermedad? No, la enfermedad había traído dolor y murmuraciones en contra de Jesús. Ella tenía que creer que Jesús iba a resucitar a su hermano para ver la gloria de Dios.

El milagro fue lo que trajo la gloria a Dios.

En el verso 12 de la historia de la sanidad del paralítico que fue bajado por sus cuatro amigos en Marcos 2:1-12 se ve lo que trae la gloria a Dios: “Entonces el se levantó enseguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”

En estos pasajes vemos que la sanidad es lo que trae la gloria a Dios. En realidad, no hay ningún verso que diga que la enfermedad trae la gloria a Dios.

Otros dicen: “La voluntad de Dios es que yo este enfermo.”

Si esto es cierto, ¿por qué van a los hospitales? ¿Para que asisten donde los doctores? ¿Por qué toman medicinas? Si su afirmación es correcta, ellos están yendo en contra de la voluntad al tratar de curarse por medios físicos. Están pecando al tratar de huir de la voluntad de Dios. Lo mejor para sus vidas seria que dejases de rebelarse contra Dios y acepten con gozo su dolor y enfermedad.

Esas palabras no pueden ser respaldadas con la Biblia. No hay ningún verso en la Biblia que diga que sea la voluntad de Dios enfermar a alguien.

La gente pierde su oportunidad de recibir su sanidad y las cosas que Dios preparó para ellos por no conocer la naturaleza de Dios.

La Biblia dice muchas veces que Dios es bueno.

En el capitulo 5 de Segunda de Crónicas se ve el traslado del arca al templo recién construido por Salmón; en el verso 13 dice: “cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Dios diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre. . .”

Notemos que la gente de Israel conocía a Dios y lo alababan diciendo: “Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre.”

El Salmo 136:1 dice: “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia.”

Esta verdad se ve constantemente en el libro de Salmos.

Cuando se le acerco el joven rico a Jesús en Marcos 10:17-18 le preguntó: “¿Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios.” Jesús le dijo al joven rico que Dios es bueno.

Dios es un buen Dios. Un buen Dios hace cosas buenas, el momento que hace algo malo deja de ser bueno y se convierte en malo.

En Santiago 1:17 dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.”

Al final de Mateo 7:11 dice: “¿Cuánto mas vuestro padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se lo pidan?”

En estos pasajes vemos que Dios da buenas cosas, “toda buena dádiva y todo don perfecto.”

¿La enfermedad es algo bueno? ¿El dolor y el sufrimiento son algo bueno? ¿La miseria es algo bueno? Si tu respuesta a esas preguntas es no; entonces no le eches la culpa a Dios de producirlas.

Dios es bueno, y Él quiere hacer algo bueno por ti hoy.

Además si la enfermedad fuese una bendición de Dios no enviaría a su enemigo para ponerla sobre la gente ni a su hijo para quitarla de ellos.

En Hechos 10:38 se manifiesta claramente quienes son los autores de la enfermedad y de la sanidad: “Como Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y como este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”

En este pasaje vemos a dos personajes: a Jesús, el sanador y al diablo, el enfermador.

Como hemos visto Jesús nos sanó por medio de la redención, el proveyó la sanidad para todas las personas.

También podemos ver que cada persona que fue sanada por Jesús durante su ministerio estaba oprimida por el diablo.

En varios pasajes de la Biblia vemos que la enfermedad es llamada una opresión satánica.

En el relato de la mujer que tenía el flujo de sangre Jesús le dijo a la mujer que ella estaba libre de su azote: “Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34).

Su enfermedad no había sido una bendición de Dios sino un azote del diablo.

Esto lo vemos más claramente en el caso de la mujer encorvada.

En Lucas 13:10-16 vemos la sanidad de la mujer encorvada: “Enseñaba Jesús en la sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacia dieciocho años que tenia espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo si buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?

En este pasaje vemos que Satanás es el autor de la enfermedad. Jesús fue bien claro cuando dijo que Satanás era el que había atado a la mujer; y, que la enfermedad es una ligadura.

Dios no es quien pone enfermedades en el hombre, es el diablo quien está en el negocio de hacerlo.

En Juan 10:10 podemos ver un contraste entre las obras de Dios y las obras del diablo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Este ladrón es el diablo. El diablo viene a robarnos con la enfermedad, nos roba la enfermedad, nos roba nuestro dinero, nos roba nuestra salud.

Pero Jesús vino para darnos vida, y vida en abundancia.

En 1 Juan 3:8 dice: “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.”

El propósito por el cual Jesús vino a la tierra fue para deshacer las obras del diablo. La enfermedad es una obra del diablo, Jesús vino para sanarnos.

Jesucristo no ha cambiado, sigue siendo el mismo. En Hebreos 13: 8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”

El diablo tampoco ha cambiado, todavía sigue enfermando a la gente; pero Jesús continua deshaciendo sus obras.

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