sábado, 7 de febrero de 2009

La Sanidad en los 2 Pactos - Parte 1

En el Salmo 105:37 dice: “Los sacó con plata y oro; y no hubo en sus tribus enfermo.”

Siempre recuerdo la escena de la película “Los Diez Mandamientos”, cuando un jovencito esta empujando a un anciano ciego que le decía: “Yo no veré la tierra prometida, pero tú si”.

¡Nada más lejos de la verdad!


Cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto, la Biblia dice que no había ningún enfermo. Todo el pueblo que salió de Egipto, estaba sano.

Es interesante ver, que en ese momento, cuando todo el pueblo de Dios estaba saliendo de Egipto, y aun no habían tenido tiempo de quebrantar el pacto, todo el pueblo de Israel estaba sano.

En el Salmo 107:17-20 vemos que la enfermedad vino a ellos debido a su rebeldía contra la Palabra de Dios y su rechazo a su consejo.

“Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su rebelión y a causa de sus maldades; su alma abominó todo alimento, y llegaron hasta las puertas de la muerte. Pero clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Envió su palabra y los sanó, y los libró de su ruina.”

La rebelión contra el pacto que tenían con Dios provocó la enfermedad en ellos, a tal grado que estaban a punto de morir.

Al clamar ellos a Dios, al dejar su rebelión y volver al pacto, Dios envió Su Palabra y los sanó.

¿Por qué sucedió esto?

Debido a que ellos se salieron, por decisión propia, de la protección del pacto que Dios tenía con ellos.

El pacto que Dios hizo con ellos era como un paraguas. Si en un día lluvioso estamos debajo de un paraguas, no nos mojaremos; pero si en plena lluvia nos salimos del paraguas, terminaremos empapados.

Es como salir cuando llueve sin paraguas, a mi me ha pasado, la lluvia empezaba de improviso mientras estaba en la calle y yo terminaba completamente empapado.

Esto fue lo que sucedió con Israel; cuando ellos se salieron del pacto por decisión propia, no pudieron ser protegidos del ataque del diablo, y se enfermaron. Pero, cuando ellos clamaron a Dios, y volvieron a su pacto, Dios envió Su Palabra y los sanó.

Dios siempre nos sana a través de Su Palabra.

Todos estos versos que hemos visto tratan acerca de Israel; pero, eso no significa que Dios no haya provisto sanidad para nosotros en el Nuevo Pacto.

viernes, 6 de febrero de 2009

La Sanidad Divina y el Perdón de Pecados

En Deuteronomio 7:12-15 dice: “Y por haber oído estos decretos, y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará y bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto que tu conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos lo que te aborrecieren.”

Dios ama, bendice y multiplica a Su pueblo. Su voluntad era prosperarlos materialmente y bendecirlos en todo lo que emprendiesen.

Pero no solo los bendijo económicamente sino que no permitió que hubiera enfermedad en ellos mientras caminaron en Su pacto. Recuerde que el verso 15 dice: “Y quitará Jehová de ti toda enfermedad.”

El libro de Salmos esta lleno de versos de sanidad.

En el Salmo 103:3-5 dice: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”

Es evidente que la enfermedad vino por causa de la desobediencia de la ley pues: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.” De ahí podemos concluir que el perdón por su desobediencia significaba la sanidad de sus cuerpos.

Posteriormente, Jesús puso esto en evidencia en Marcos 2:1-12: “Entró Jesús en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar los pecados sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Entonces el se levantó enseguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”

En este pasaje, Jesús coloca a la sanidad y al perdón de pecados en la misma mano. El perdón de pecados en el paralítico, representaba la sanidad en su cuerpo.

jueves, 5 de febrero de 2009

¿De que moriremos? - Parte 2

La pregunta es: Si Dios ya proveyó sanidad, ¿de que moriremos?

No tenemos que morir enfermos, en Génesis 25:8 dice: “Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años....”

En Génesis 35:29 dice: “Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido con su pueblo, viejo y lleno de días....”

En Génesis 49:33 dice: “Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió los pies en la cama y expiró....”

Abraham, Isaac y Jacob murieron sin enfermedad ni dolor, y llenos de días, solamente entregaron su espíritu.

Esa es la forma que Dios quiere que partamos al Cielo, sin enfermedad ni dolor, completando el número de nuestros días, habiendo cumplido el plan que Dios tiene para nosotros.

Cuando el Hermano Kenneth Hagin se fue al Cielo, el sencillamente terminó su desayuno, sonrió a su esposa y se fue, sin enfermedad ni dolor, simplemente entregó su espíritu.

Un hecho que debemos notar, es que mientras Israel caminó en el pacto que tenía con Dios, no se registra ninguna enfermedad. Tampoco hubo ningún bebé, o de algún joven que haya muerto prematuramente. Nadie murió antes de tiempo porque como establecía el pacto ellos completaron el número de sus días.

miércoles, 4 de febrero de 2009

¿De que moriremos? - Parte 1

La Sanidad A Través de la Biblia

Como hemos visto en Malaquías 3:6 y Santiago 1:17 nuestro Dios no cambia. Si Dios hizo algo en el pasado, también lo hará hoy.

Por eso, de la misma forma como Dios trató a la gente en el Antiguo Testamento, es la misma forma que lo hace en el Nuevo.

Aun desde antes del Antiguo Pacto que Dios hizo con Israel podemos ver referencias de sanidad en la Biblia.

El caso más impactantes es el de la sanidad de la esterilidad de Sara a los noventa años para dar a luz a Isaac.

Como dice en Hebreos 11:11: “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.”

Isaac también oró por su esposa que era estéril y ella concibió: “Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer” (Génesis 25:21).

Veamos ahora la sanidad en el pacto que Dios hizo con Israel, que es conocido como la Ley o el Antiguo Pacto.

En Éxodo 15:26 dice: “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, he hicieres lo que es recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios te enviare a ti; porque yo soy Jehová tu sanador."

Dios le estaba diciendo al pueblo de Israel que mientras ellos caminasen a la luz de su pacto, no habría ninguna enfermedad entre ellos.

Como vimos anteriormente, una traducción literal del hebreo de este pasaje es: “No permitiré ninguna de las enfermedades que permití en los egipcios.”

Dios no envió las enfermedades sobre los egipcios, Él permitió que las enfermedades llegasen a ellos pues no estaban bajo su protección. Satanás fue quien los enfermó.

Dios declara aquí que Él es el Sanador. La palabra hebrea que se usa es Jehová – Rapha, que significa: “Yo soy Jehová tu medico, soy el Dios que te sana.” Dicho de otro modo, nuestro medico es el Dr. Jehová.

En Éxodo 23:25-26 dice: “Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y el bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tus tierras; y yo completaré el número de tus días.”

El vuelve a presentarse como nuestro medico, y luego dice que el completará el número de nuestros días.

La pregunta es: Si Dios ya proveyó sanidad, ¿de que moriremos?

lunes, 2 de febrero de 2009

Podcast: Tu ya fuiste sanado

En esta enseñanza del Pastor Ricardo Botto podremos aprender los principios bíblicos para poder recibir nuestra sanidad.




domingo, 1 de febrero de 2009

Quinta Tradición La Enfermedad es la Disciplina de Dios

5 Tradiciones que se Levantan en Nuestro Camino a la Sanidad


Quinta Tradición
La Enfermedad es la Disciplina de Dios

Esta es una excusa que es más una forma de traer condenación a la persona enferma; y también de decirles, si es de Dios, sopórtala.

Es verdad que la Biblia dice: “Porque el Señor al que ama disciplina. . .” (Hebreos 12:6). Sin embargo no dice: “El Señor enferma al que ama.”

Es un error tomar una pequeña porción de la Biblia y tratar de probar algo.

No hay referencia a la enfermedad en este texto. La palabra disciplina no significa enfermedad o dolencia en el texto original griego.

Al leer el diccionario de palabras griegas de Vine aprendemos que la palabra disciplina significa entrenar a un niño, educar o enseñar. Así como los bebés necesitan ser enseñados y corregidos para poder crecer como niños saludables y adultos, así también los bebés cristianos necesitan ser enseñados y corregidos para crecer y llegar a ser cristianos espiritualmente saludables. Esta palabra en el griego original significa que necesitan ser disciplinados y gobernados.

Muchos de los problemas de hoy se originan en la falta de disciplina y entrenamiento religioso en el hogar. Los niños deben ser disciplinados, corregidos y entrenados en amor.

En Mateo 7:9-11 dice: “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

Dios nos entrena y disciplina con mano amorosa, “porque el Señor al que ama disciplina.”

Así que la enfermedad no viene por disciplina de Dios, no lo acusemos por algo que no hace.

sábado, 31 de enero de 2009

Cuarta Tradición: Estoy Sufriendo Para La Gloria De Dios

5 Tradiciones que se Levantan en Nuestro Camino a la Sanidad

Cuarta Tradición
Estoy Sufriendo Para La Gloria De Dios

Otra respuesta típica de la gente que no puede explicar por que motivo esta enferma, en su ignorancia creen que están sufriendo para la gloria de Dios.

Los que apoyan esta creencia usan, por lo general, el capítulo nueve de Juan, donde se encuentra la historia del ciego que Jesús envió al estanque de Siloé.

Sus discípulos le preguntaron si había pecado él o sus padres, provocándole la ceguera. Jesús les dijo: “No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.”

Algunos concluyen con este verso que el hombre nació ciego para que Dios obtenga la gloria con ello.

Sin embargo, Jesús continuo diciendo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entretanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar.” Las obras de Dios no se manifestaron en el ciego hasta que Cristo hizo aquello para lo cual fue enviado; cuando sanó la ceguera del hombre.

¿Qué podemos decir de Lázaro? ¿No dice la Biblia que estaba enfermo para la gloria de Dios? Al leer la historia en el capítulo 11 del evangelio de Juan, vemos que Jesús estaba con sus discípulos cuando le llegaron noticias que Lázaro estaba enfermo.

En lugar de correr al lado de su amigo, Jesús se tardó a propósito. Le dijo a sus discípulos: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (verso 4).

Cuando Jesús legó a Betania con sus discípulos, hacía 4 días que Lázaro estaba muerto. Marta corrió a Jesús y le dijo que si hubiese estado ahí, su hermano no hubiera muerto. Jesús le dijo que era la resurrección y la vida:

Juan 11:24-26
24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?


Poco después, Marta se quejó de la orden de mover la piedra de la tumba que dio Jesús; ella sabía que el cuerpo estaba descompuesto y apestando después de 4 días. Por lo que Jesús le dijo: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Verso 40).

Marta no había visto aún la gloria de Dios. No veía la gloria de Dios en su hermano porque aún no se había manifestado. La gloria de Dios se manifestó en la resurrección y sanidad de Lázaro. No solo fue resucitado, sino que también fue sanado de la enfermedad que le causo la muerte.

Dios es glorificado por la sanidad y la liberación, no por la enfermedad y el sufrimiento.

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