Cuando era pastor en Talara, un día tuvimos un culto unido con todas las iglesias de la zona; al final llamamos a todas las personas enfermas para que pasen adelante para que los pastores oren por ellas; entre las personas que pasaron, una señora se arrodilló delante de mí la banca en que estaba mi esposa con mi hijo Ricardito, que en esa época tenia un año y medio. Mi hijito al verla, pasó adelante, le impuso las manos en el nombre de Jesús, y la hermana regresó a su asiento gozosa.
Si un niño de año y medio puede ser usado por Dios, tú también puedes imponer las manos sobre los enfermos.
Dios quiere usarte, solo tienes que atreverte, pon las manos sobre los enfermos, y sanaran.
Cuando tú pones las manos sobre un enfermo, se pone en funcionamiento la ley del punto de contacto.
¿En que consiste esta ley? En el momentos que tú pones tu mano sobre el enfermo; tu mano se convierte en un punto de contacto, en el que el enfermo puede desatar su fe para ser sanado.
Es como cuando vimos el método en el que se unge con aceite al enfermo en el nombre de Jesús; el aceite es el punto de contacto, en el cual el enfermo desata su fe.
En la sanidad siempre se requiere de la fe del enfermo; en un menor o mayor grado.
Como vimos antes, en Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
No podemos agradar a Dios sin fe; y, para la sanidad por imposición de manos, se junta la fe de dos personas, el que impone las manos y la persona que se acerca para recibir su sanidad.
La Biblia también nos enseña que hay una unción para imponer las manos sobre los enfermos. En Hechos 19:11, en la versión amplificada dice: “Y Dios hacia milagros inusuales y extraordinarios por las manos de Pablo.”
Hay una unción especial para la imposición de manos; un equipo sobrenatural que Dios le da ha algunos ministros para cumplir su ministerio.
En esta unción ocurre la ley de contacto y transmisión, en la cual al momento en que el ministro impone las manos, se desata la unción de Dios para sanidad.
En el enfermo le ocurre lo que le paso a la mujer que tenia el flujo de sangre en Marcos 5:29-33: “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quien había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.”
Esta unción se ve principalmente en los evangelistas, parte de su equipo es la unción para imponer las manos para sanidad.
El gran evangelista de principios de siglo Raymond T. Richie decía: “La sanidad es la campana de la iglesia.” Él decía, que en las antiguas plantaciones, a la hora del almuerzo, la cocinera tocaba la campana, y la gente dejaba sus labores y corría hacia el comedor.
La sanidad provoca ese efecto en la iglesia, al enterarse que Dios está sanando a la gente, la gente empieza ha ir para recibir de Dios.
La gente que se acerca a recibir sanidad, por lo general, recibe una descarga del poder sanador y es sanada inmediatamente.
Otra cosa que debemos recordar, es que la sanidad depende también de ti; cuando te acerques para ser sanado, desata tu fe y cree que estás siendo sanado en el momento en que te imponen las manos y oran por ti, y como resultado de eso recibirás tu sanidad.
Si un niño de año y medio puede ser usado por Dios, tú también puedes imponer las manos sobre los enfermos.
Dios quiere usarte, solo tienes que atreverte, pon las manos sobre los enfermos, y sanaran.
Cuando tú pones las manos sobre un enfermo, se pone en funcionamiento la ley del punto de contacto.
¿En que consiste esta ley? En el momentos que tú pones tu mano sobre el enfermo; tu mano se convierte en un punto de contacto, en el que el enfermo puede desatar su fe para ser sanado.
Es como cuando vimos el método en el que se unge con aceite al enfermo en el nombre de Jesús; el aceite es el punto de contacto, en el cual el enfermo desata su fe.
En la sanidad siempre se requiere de la fe del enfermo; en un menor o mayor grado.
Como vimos antes, en Hebreos 11:6 dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
No podemos agradar a Dios sin fe; y, para la sanidad por imposición de manos, se junta la fe de dos personas, el que impone las manos y la persona que se acerca para recibir su sanidad.
La Biblia también nos enseña que hay una unción para imponer las manos sobre los enfermos. En Hechos 19:11, en la versión amplificada dice: “Y Dios hacia milagros inusuales y extraordinarios por las manos de Pablo.”
Hay una unción especial para la imposición de manos; un equipo sobrenatural que Dios le da ha algunos ministros para cumplir su ministerio.
En esta unción ocurre la ley de contacto y transmisión, en la cual al momento en que el ministro impone las manos, se desata la unción de Dios para sanidad.
En el enfermo le ocurre lo que le paso a la mujer que tenia el flujo de sangre en Marcos 5:29-33: “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud dijo: ¿Quién me ha tocado? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quien había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.”
Esta unción se ve principalmente en los evangelistas, parte de su equipo es la unción para imponer las manos para sanidad.
El gran evangelista de principios de siglo Raymond T. Richie decía: “La sanidad es la campana de la iglesia.” Él decía, que en las antiguas plantaciones, a la hora del almuerzo, la cocinera tocaba la campana, y la gente dejaba sus labores y corría hacia el comedor.
La sanidad provoca ese efecto en la iglesia, al enterarse que Dios está sanando a la gente, la gente empieza ha ir para recibir de Dios.
La gente que se acerca a recibir sanidad, por lo general, recibe una descarga del poder sanador y es sanada inmediatamente.
Otra cosa que debemos recordar, es que la sanidad depende también de ti; cuando te acerques para ser sanado, desata tu fe y cree que estás siendo sanado en el momento en que te imponen las manos y oran por ti, y como resultado de eso recibirás tu sanidad.